Dos localidades sicilianas se disputan las reliquias del fiscal beato asesinado por la mafia

Rosario Livatino

¿De quién es el cuerpo de un beato? A los habitantes de la localidad siciliana de Canicattì no les resulta fácil aceptar que su antiguo vecino Rosario Livatino, joven magistrado asesinado el 21 de septiembre de 1990 por la mafia, ya no les pertenece solo a ellos, pues se ha convertido en una figura de referencia para toda la Iglesia universal.



El papa Francisco dio luz verde el pasado diciembre a la beatificación de Livatino porque su asesinato se produjo ‘in odium fidei’. La ceremonia tendrá lugar en los próximos meses en Agrigento, la capital provincial y donde trabajaba el fiscal, cuyo cuerpo se trasladará a la catedral de esta ciudad, lo que ha provocado protestas en su ciudad natal. Ettore Di Ventura, alcalde de Canicattì, advirtió que los restos del beato “tiene que quedarse aquí”.

Ahora mismo están conservados en una capilla familiar de la localidad donde están enterrados sus padres, Rosalía y Vincenzo, con los que vivía. Este último pidió antes de su fallecimiento que el cuerpo de su hijo fuera trasladado a la iglesia de San Domenico de Canicattì, que el joven frecuentaba habitualmente desde que era niño.

“Un don para toda la Iglesia”

El cardenal Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento, explicó que ese templo no sería apropiado para conservar los restos del beato porque ya no pertenece a la Iglesia, sino al Estado italiano. “La sepultura en la catedral de Agrigento sería preferible y deseable visto que la reconocida santidad se convierte en un don para toda la Iglesia. El beato de hecho se propone como modelo de vida evangélica para toda la comunidad”, señaló.

La catedral de Agrigento es un “símbolo” de la unidad de la diócesis que, además, garantizaría una mejor custodia de las reliquias de Livatino, fomentando así “su memoria” y una “mayor visibilidad”. El cardenal Montenegro recordó además que el magistrado desarrolló su trabajo precisamente en los juzgados de Agrigento, hacia donde se dirigía cuando fue asesinado por un grupo de sicarios de un clan de la Stidda, grupo mafioso nacido en el sur de Sicilia a finales de los años 80 del siglo pasado.

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