El Papa advierte en la audiencia general sobre el “ateísmo práctico” que supone creer en Dios y olvidarse de “las lágrimas de los pobres”

El papa Francisco en la audiencia general en el Aula Pablo VI

Quien no atienda a las “lágrimas de los pobres” no podrá “encontrarse con Dios”. Es la advertencia que dejó este miércoles el papa Francisco durante la audiencia general que presidió en el Aula Pablo VI del Vaticano. En su intervención advirtió sobre el “ateísmo práctico” que supone negar que “la imagen divina está impresa en todo ser humano” por parte de aquellos que aseguran que “creen en Dios” pero “se permiten odiar a los demás”. Cuando no se reconoce a Dios en el sufrimiento del prójimo se comete “un sacrilegio, una abominación, la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar”.



En la audiencia general participó el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, al que Francisco saludó al terminar su catequesis. La visita de Omella a Roma, adonde viaja con asiduidad, se produce a tres días de que Jorge Mario Bergoglio reciba por primera vez en el Vaticano a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno español consideró el martes “inspiradora” la figura del Papa y anunció que aprovechará su encuentro para invitarle a visitar España “cuando buenamente sea posible”.

Rezar como papagallos

En su catequesis, dedicada a la oración de los Salmos, Jorge Mario Bergoglio destacó cómo esta “ayuda a no caer en la tentación de la ‘impiedad’, es decir de vivir, y quizá también de rezar, como si Dios no existiera, y como si los pobres no existieran”. Aunque se ore mucho, si el fiel tiene “rencor dentro hacia los otros”, cae en el “artificio puro”, comentó el Papa. “Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”.

La oración de los cristianos debe tener siempre esa “tensión espiritiual” de mantener unidos “el templo y el mundo”, de manera que las puertas de la iglesias no sean “barreras”, sino “membranas permeables, listas para recoger el grito de todos”. Francisco advirtió además que el “peor servicio” que se le puede prestar tanto a Dios como a los hombres es “rezar con cansancio, como si fuera un hábito. Rezar como papagallos”.

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