El papa Francisco pide en la audiencia general a los dirigentes que tengan “el coraje” de decir “esto no se hace”

El papa Francisco, en la audiencia general en el aula Pablo VI

La lluvia que caía sobre Roma obligó a celebrar la audiencia general que el papa Francisco presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, donde retomó su ciclo de catequesis sobre la oración partiendo del profeta Elías. Aunque desde ayer es obligatorio en el pequeño Estado llevar la la mascarilla puesta tanto al aire libre como en los espacios cerrados donde no se puede mantener la distancia de seguridad, el Pontífice no usó esta protección e incluso besó las manos de varias personas. Tampoco los eclesiásticos encargados de leer la traducción de la catequesis en los distintos idiomas llevaban mascarillas.



Tras presentar a Elías como a uno de los personajes “más queridos por la tradición monástica”, alabó su capacidad de arremeter contra el rey y la reina por haber pedido que se produjera un asesinato. “Cuánta necesidad tenemos de que las personas con responsabilidad como dirigentes actúen con el coraje de Elías, para decir que esto no se hace. Necesitamos el espíritu de Elías”, comentó el Papa improvisando sobre el texto que tenía preparado y ganándose un aplauso de los fieles presentes.

Maquillaje del alma

Al hablar sobre la oración, aseguró que no se trata de “encerrarse con el Señor para maquillar el alma” y que la “prueba” cuando se reza es “el amor concreto por el prójimo”. También ocurre en el otro sentido, pues “los creyentes actúan en el mundo después de estar primero en silencio y haber rezado; de lo contrario su acción es impulsiva, carece de discernimiento, es una carrera frenética sin meta”. A los fieles puede ocurrirles que, como a Elías, se sientan “inútiles y solos” y es entonces cuando “la oración vendrá y llamará a la puerta de nuestro corazón”.

En sus saludos en los distintos idiomas en la parte final de la audiencia, Francisco manifestó en español su deseo de que el Señor haga que, “en medio de este tiempo de pandemia, nuestra vida sea un servicio amoroso a todos nuestros hermanos y hermanas, en especial a quienes se sienten abandonados y desprotegidos”.

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