El papa Francisco saluda por primera vez de lejos a los fieles en la audiencia general para “mantener las distancias”

El papa Francisco en la audiencia general en el Aula Pablo VI

El papa Francisco sigue sin ponerse la mascarilla, aunque en la audiencia general de este miércoles por primera vez saludó solo de lejos a los fieles congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano. Al final de su catequesis se excusó por no poder hacerlo desde más cerca, como es habitual en él, pero “con las nuevas restricciones” para evitar los contagios “es mejor mantener las distancias”. Lamentó que se produzcan “aglomeraciones” cuando charla con los feligreses, lo que puede generar “problemas de contagios”, y anunció que para poder “seguir adelante” con las audiencias generales los fieles deberán llevar siempre la mascarilla puesta y no amontonarse. “Si todos como buenos ciudadanos seguimos las prescripciones de las autoridades, esto será una ayuda para acabar con la pandemia”, dijo.



Antes de comenzar su catequesis, el Pontífice recibió a los padres de Roberto Malgesini, sacerdote de la diócesis de Como (norte de Italia) asesinado el pasado 15 de septiembre. Este presbítero de 51 años fue acuchillado repetidas veces por uno de los indigentes a los que prestaba asistencia y que, al parecer, tenía problemas psiquiátricos.

Las lágrimas “no son universales”

El Pontífice habló de este encuentro cuando comentaba en su alocución, dedicada a las oraciones del ‘Libro de los Salmos’, que con el Salterio “el dolor se convierte en relación: grito de ayuda que espera interceptar un oído que escuche”. Tras subrayar que las lágrimas “no son universales” y que “el dolor y el sufrimiento” son de quienes los padecen, informó de su encuentro con los padres de Malgesini lamentando “cuánto han sufrido por su hijo, que ha dado la vida en el servicio a los pobres”.

Al querer consolar a personas que están en una situación similar a la de estos padres se comprueba que “no podemos llegar a su dolor”, porque “las lágrimas son suyas”. El Papa pidió utilizar ese sufrimiento para “dirigirse al Señor” por medio de la oración. “Todos los dolores de los hombres para Dios son sagrados”, comentó, destacando que para Él “no somos desconocidos”, sino “rostros y corazones, conocidos uno a uno, por su nombre”. Incluso en los casos en que “todo el mundo” haya emitido un veredicto de condena frente a una persona, en Dios puede encontrar la “salvación”.

Sin maquillar el alma

El Pontífice aseguró que quien reza “no es un iluso”, pues sabe que “muchas cuestiones de la vida de aquí abajo se quedan sin resolver, sin salida”, pero que al ser “escuchado” todo se hace más fácil de soportar. “Lo peor que puede suceder es sufrir en el abandono, sin ser recordados. De esto nos salva la oración. Porque puede suceder, y también a menudo, que no entendamos los diseños de Dios. Pero nuestros gritos no se estancan aquí abajo: suben hasta Él, que tiene corazón de Padre, y que llora Él mismo por cada hijo e hija que sufre y que muere”.

Los textos del ‘Libro de los Salmos’ son “invocaciones” surgidas de la existencia y para rezarlos el creyente debe presentarse tal y como es, “sin maquillar el alma para ir delante del Señor con las cosas buenas y las cosas feas, que nosotros dentro conocemos”, comentó el Papa improvisando sobre el texto que tenía preparado. “Los salmos nos enseñan a no volvernos adictos al dolor, y nos recuerdan que la vida no es salvada si no es sanada”.

Noticias relacionadas
Compartir