El papa Francisco en el ángelus: “Jesús se opone a una religiosidad que no involucra la vida humana”

El papa Francisco ha rezado el ángelus con los fieles presentes en la plaza de San pedro en este domingo, 27 de septiembre, en el que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado y el día del Turismo. El Papa, ha recordado las noticias que llegan sobre algunos enfrentamientos en el área del Cáucaso, por ello el pontífice invitó a rezar por la paz en esta región, llamando al diálogo y a la coexistencia civil. También recordó la beatificación este 26 de septiembre, en Nápoles, de Maria Luigia Pascale del Santísimo Sacramento.



Más allá de la fachada

Comentando el evangelio del día, la parábola de los dos hijos (Mt 21, 28-32), Francisco destacó que “con su predicación sobre el Reino de Dios, Jesús se opone a una religiosidad que no involucra la vida humana, que no cuestiona la conciencia y su responsabilidad ante el bien y el mal”. “La obediencia no consiste en decir ‘sí’ o ‘no’, sino en actuar, en cultivar la viña, en llevar a cabo el Reino de Dios”, destacó al hilo del texto. “Con este sencillo ejemplo, Jesús quiere superar una religión entendida sólo como una práctica externa y habitual, que no afecta a la vida y las actitudes de las personas”, añadió.

Jesús carga contra los ancianos y sacerdotes como “exponentes de esta religiosidad ‘de fachada’” para alabar a publicanos y prostitutas. Para Bergoglio, no implica que“los que no siguen los mandamientos y la moral de Dios hacen el bien, y decir: ‘Los que van a la Iglesia son peores que nosotros’”; sino que “Jesús no señala a los publicanos y a las prostitutas como modelos de vida, sino como ‘privilegiados de la gracia’, que Dios ofrece a todo aquel que se abre y se convierte a Él. De hecho, estas personas, al escuchar su predicación, se arrepintieron y cambiaron sus vidas”.

Renovar la elección por el bien

“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no se da por vencido después de nuestro ‘no’; también nos deja libres para distanciarnos de Él y cometer errores. Pero espera ansiosamente nuestro ‘sí’, para recibirnos de nuevo en sus brazos paternales y llenarnos de su misericordia ilimitada”, añadió. “La fe en Dios nos pide renovar cada día la elección del bien sobre el mal, la elección de la verdad sobre la mentira, la elección del amor al prójimo sobre el egoísmo”, propuso el Papa.

“La conversión es un proceso de purificación de las incrustaciones morales; por esta razón nunca es indolora. El camino de la conversión siempre pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual”, advirtió Francisco. “El Evangelio de hoy pone en tela de juicio el modo de vivir la vida cristiana, que no se compone de sueños ni de bellas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos cada vez más a la voluntad de Dios y al amor a los hermanos”, concluyó.

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