Los obispos de Panamá al cierre de su 213ª Asamblea Plenaria invitan a derrumbar los muros de la inequidad después de la pandemia

 

Los obispos de Panamá celebraron su 213ª Asamblea Plenaria Ordinaria Anual, entre el 14 y 17 de septiembre, teniendo como telón de fondo las secuelas de la pandemia del Covid-19. En un comunicado han elogiado al pueblo por su comportamiento cívico durante el periodo de confinamiento, por ello han pedido construir un nuevo país que “permita derrumbar los muros de la inequidad, la exclusión y la indiferencia” una vez superado el coronavirus.



“Son seis meses en que hemos perdido a muchos seres queridos, han quedado muchos afectados por el Covid-19, en su salud, en su economía, en sus relaciones humanas y comerciales, en su vida de fe”, afirmaron.

Males atávicos

Los prelados han señalado los problemas de antes, por lo que “han sobrevivido a la pandemia porque son virus que carcomen el tejido social” como son “la corrupción, la falta de credibilidad y de ética en todas las esferas de la vida”.

A esto se le añade “los índices de violencia y criminalidad en todas sus modalidades” como “las continuas exigencias de mejores condiciones de vida: agua, vivienda, salud, educación, empleo digno y estable”.

Un tiempo de gracia

Pese al panorama oscuro –afirman los obispos–  han emergido “la luz de la solidaridad y la fraternidad de muchas personas, organizaciones e instituciones”, que “han puesto al servicio de los demás sus talentos para compartir lo que tienen y aliviar su difícil situación”.

“La Iglesia Católica en Panamá también se ha visto afectada. Sin embargo, ahora más que nunca sus obras sociales y de misericordia se han reforzado y se han creado otras, para ser esa Iglesia en salida y encarnada en su pueblo”, han acotado.

Además “estamos en un tiempo de gracia” con el que Panamá tiene “una oportunidad histórica de recomponer el tejido social y de establecer otra dinámica que nos haga más humanos, más solidarios y fraternos”.

La llama de la esperanza

En medio de la incertidumbre “animamos a nuestras comunidades de fe, a encender la llama de la esperanza” como testimonio de una Iglesia servidora, solidaria y fraterna en las parroquias, de los grupos y movimientos para que “se redescubra la Alegría del Evangelio”.

“Urge afrontar unidos el desafío de la pobreza y la exclusión, el calentamiento global y la universalidad de la globalización, siguiendo la alerta del papa Francisco sobre la importancia de “unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral”, concluyeron.

Foto: CEP

Noticias relacionadas
Compartir