Las colas del hambre no se van de vacaciones

A las consecuencias sociales y económicas de la pandemia por el coronavirus, para quienes más necesidades tienen se suma el cierre de comedores y centros sociales durante las vacaciones entre julio y septiembre. Es lo que denuncia la Fundación Madrina, que mantendrá su Banco del Bebe como “Centro vital de reparto en Madrid por la gravedad en el tiempo de la crisis y el cierre por vacaciones de los principales centros de reparto”. Un centro que ha repartido durante la pandemia 574 toneladas de alimentos y material de higiene infantil.



Las “colas del hambre”

La crisis se sigue agravando, denuncian desde la fundación que reparte comidas a 2.500 familias diarias. Y es que, apuntan, “los Bancos de Alimentos ya han agotado sus reservas de comida, y la Fundación se ve obligada a pedir colaboración de particulares y de proveedores en origen para conseguir abastecer a miles de familias diarias que atiende, especialmente cuando cierran en verano todos los comedores sociales y muchas entidades benéficas principales”. Un reparto que llega a entidades como el SAMUR Social, Centros de Servicios Sociales, Parroquias como San Ramón Nonato, Jesús y María, Caritas, comedores como San Vicente de Paul, Hospitales como San Juan de Dios…

Todo ello, afrontando nuevos fenómenos como los autónomos, empresarios de la restauración, “arquitectos con hijos a cargo, azafatas de aerolíneas nacionales, chef de conocidos restaurantes de Madrid con menores a cargo, antiguas estrellas de la Televisión, parejas de adolescentes o madres solas de 17 años con su bebe, así como ancianas de más de 85 años, todos ellos” que conforman ahora las “colas del hambre”.

Madres solas 

Además, a través del teléfono se han atendido más de 34.000 llamadas durante el estado de alarma por el cierre de muchas administraciones. El centro telefónico atendió “situaciones de extrema gravedad como de violencia, abandono, angustia, pobreza, hambre, situaciones de calle, incluso intentos de suicidio y precipitaciones de partos como consecuencia del confinamiento”, señalan.

“El call center ha atendido riesgo alimentario y también riesgo sanitario, especialmente de gestantes”, explican. Actualmente, “empieza a crearse un “tsunami” como consecuencia de la crisis del COVID, las “situaciones de calle” de muchas madres y gestantes, especialmente familias con hijos a cargo que son expulsadas de sus pisos o habitaciones por no pagar. Además las familias con hijos a cargo o madres solas tienen imposible acceder a un piso o habitación, por temer el dueño el “impago” al tener menores a cargo”, advierten.

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