Mariña Ríos: “La Vida Religiosa ha estado y está en primera línea”

Mariña Ríos, presidenta de CONFER

La presidenta de la CONFER, Mariña Ríos, comparte con SomosCONFER su vivencia desde el confinamiento. La religiosa de la Compañía de María impulsa a la Vida Religiosa española a mirar al futuro con esperanza pese al dolor causado por los fallecimientos de tantos religiosos en varias comunidades de nuestro país.



PREGUNTA.- En plena pandemia del coronavirus, ¿cómo afronta, desde su ser religiosa, esta situación?

RESPUESTA.- Creo que yo, mi comunidad, la vida religiosa… estamos afrontando esta situación, al menos, desde tres claves:

“Como uno de tantos”, como tanta gente que vive el confinamiento, el sufrimiento por la enfermedad cercana o propia, que ha tenido que cambiar el modo de relación, de actividad… como tanta gente a la que esta realidad, le lleva a agradecer y no dar por supuesto lo que vivimos como “normal” cada día. Y con tanta gente que quiere expresar este agradecimiento por los otros, por lo que suponen los otros para la propia vida, que aplauden cada atardecer.

Queriendo vivir este hoy “dándole vueltas en el corazón”, orándolo, contemplándolo, escuchando lo que nos dice. Es fundamental no “sobrevolar” lo que está ocurriendo o vivirlo superficialmente esperando a que pase, sino orar este tiempo, mirarlo con Dios y desde Él, escuchar la palabra que nos está diciendo.

Apostólicamente: tendiendo la mano, buscando cómo, desde cada persona, desde cada carisma, desde cada realidad, podemos ayudar, sostener y alentar. En muchos casos ha sido permanecer: en residencias de ancianos, en hospitales, conviviendo con menores sin familia, personas con enfermedades psíquicas, víctimas de malos tratos, de prostitución, en el compromiso con los más frágiles y vulnerables o en el voluntariado.

En otros ese permanecer ha supuesto crear, generar nuevos modos: en el campo educativo, en la pastoral, en la celebración de la fe, o en los distintos proyectos sociales. Pero también ha sido buscar cómo ayudar de modos nuevos: haciendo mascarillas, poniendo al servicio los medios de las escuelas profesionales para confeccionar instrumentos necesarios en los hospitales, acompañando soledades a través del teléfono o la videoconferencia.

P.- La sede de la CONFER permanece cerrada desde comienzos de marzo. ¿Se ha parado el servicio a la Vida Religiosa?

R.- No hemos parado el servicio, aunque ha de realizarse de otra manera, a través del teléfono o el correo y también, en el caso del Centro médico psicológico, por videoconferencia. Realmente las personas que trabajan en la sede están realizando una labor importante en todo este tiempo. Ciertamente se han tenido que suspender algunos encuentros y reuniones presenciales, pero en otros casos (personal de la Sede, equipos de reflexión de distintas áreas, Consejo General, trabajo en las distintas redes en las que participa CONFER, Equipo de Presidencia, etc.) se han seguido manteniendo las reuniones por videoconferencia para llevar adelante distintas tareas. Además, se han buscado formas alternativas para hacer llegar información, reflexión, propuestas –como la del Equipo de PJV– y ayudas para vivir este tiempo, por ejemplo a través del canal de YouTube.

P.- No son pocos los religiosos que han estado en primera línea, ya sea en el ámbito sanitario, social o educativo, por ejemplo. Aunque siempre huyendo del protagonismo, la Vida Religiosa sostiene a gran parte de la sociedad, ¿son estos testimonios capaces de llegar a los más alejados?

R.- No sé a dónde puede llegar este testimonio, pero lo importante es que la Vida Religiosa ha estado, y está, en primera línea o en otros lugares menos visibles pero importantes para la vida de la gente. Sí que creo que esto es testimonio, anuncio de evangelio, bueno… para la gente concreta, para los sufrientes, para los solos, para los que en nuestra sociedad lo tienen peor, para los que están experimentando más fuertemente la crisis sanitaria y la crisis económica que ya está aquí.

P.- Desde cada realidad, ¿cómo pueden ser los religiosos testigos de esperanza en medio de tanto dolor?

R.- Para poder transmitir esperanza lo primero es vivir nosotros mismos con esperanza; y podemos hacerlo desde la certeza honda de que Dios acompaña este hoy y al mirar la realidad con y como Jesús: hondamente, sin negar el sufrimiento y, al tiempo, descubriendo en ella gérmenes de vida, signos del Reino… Podemos ser testigos de esperanza, siendo testigos de Dios, de los modos de Dios; permaneciendo en las distintas situaciones, acompañando el dolor, alentando a las personas con las que nos relacionamos de distintos modos, generando nuevos modos para afrontar el presente y caminar hacia el futuro, un presente y un futuro que se presenta tan difícil para mucha gente.

P.- En esta Pascua del coronavirus, ¿qué mensaje le gustaría trasladar a los religiosos españoles?

R.- El Resucitado lleva las marcas de la Cruz, y esto nos invita a no olvidar ni lo que estamos viviendo como sociedad, ni lo que se nos ha revelado en este tiempo. No podemos sin más volver a la “normalidad”, no podemos dar marcha atrás o vivir esto como un paréntesis que se cierra para volver a la misma situación. Hemos de rescatar los aprendizajes hondos de este tiempo; un tiempo en el que de modo singular hemos contemplado la realidad, nos hemos dejado tocar fuertemente por el sufrimiento de nuestros hermanos –o lo hemos vivido también en nosotros mismos–, hemos desplegado creatividad evangélica para colaborar, humildemente y desde las distintas posibilidades, a afrontar la pandemia y las diversas consecuencias que trae. Un tiempo en que hemos aprendido cosas de nuestro mundo, de nuestras sociedades, de nuestro modo de vivir, de nosotros mismos… Hemos de caminar desde ahí, para con otros, con todos, colaborar en crear una sociedad distinta, donde todos tengan espacio y vidas dignas.

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