El Papa dedica su mensaje para la Jornada del Migrante y el Refugiado al “drama invisible” de los desplazados internos

Fotograma del documental 'El papa Francisco: Un hombre de palabra'

El papa Francisco ha decidido dedicar su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado –que se celebrará el próximo 27 de septiembre– a los desplazados internos, “un drama a menudo invisible, que la crisis mundial causada por la pandemia del Covid-19 ha agravado”. “De hecho, esta crisis, debido a su intensidad, gravedad y extensión geográfica, ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales”, ha dicho en el texto publicado hoy y titulado ‘Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos’.



A estos cuatro verbos utilizados por el Papa en su mensaje de 2018, ahora quiere añadir 6 parejas de verbos, “que se corresponden a acciones muy concretas, vinculadas entre sí en una relación de causa-efecto” y que ya resuenan en las ‘Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos’, publicadas el 5 de mayo por la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, un documento que “desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto”.

1. Es necesario conocer para comprender

“El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. Cuando hablamos de migrantes y desplazados, nos limitamos con demasiada frecuencia a números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas. Y si conocemos sus historias, lograremos comprender. Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados”, ha anunciado.

2. Hay que hacerse prójimo para servir

“Parece algo obvio, pero a menudo no lo es. Los miedos y los prejuicios —tantos prejuicios—, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden ‘acercarnos como prójimos’ y servirles con amor. Acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber. El ejemplo más grande nos lo dejó Jesús cuando lavó los pies de sus discípulos”, ha recordado.

3. Para reconciliarse se requiere escuchar

“El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. Solo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad. Durante el 2020, el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles. Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo. Y, gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”, ha explicado.

4. Para crecer hay que compartir

“Para la primera comunidad cristiana, la acción de compartir era uno de sus pilares fundamentales. Dios no quiso que los recursos de nuestro planeta beneficiaran únicamente a unos pocos. ¡No, el Señor no quiso esto! Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie. La pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos, como ese muchacho que le ofreció a Jesús cinco panes de cebada y dos peces…”, ha agregado.

5. Se necesita involucrar para promover

“A veces, el impulso de servir a los demás nos impide ver sus riquezas. Si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que solo con la colaboración de todos —incluso de las categorías a menudo subestimadas— es posible encarar la crisis”, ha señalado.

6. Es indispensable colaborar para construir

“La construcción del Reino de Dios es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie”, ha indicado.

El Papa concluye su mensaje con una oración sugerida por el ejemplo de san José, de manera especial cuando se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño:

Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y de las amenazas de los malvados.

Concédenos, también a nosotros, experimentar su protección y su ayuda. Él, que padeció el sufrimiento de quien huye a causa del odio de los poderosos, haz que pueda consolar y proteger a todos los hermanos y hermanas que, empujados por las guerras, la pobreza y las necesidades, abandonan su hogar y su tierra, para ponerse en camino, como refugiados, hacia lugares más seguros.

Ayúdalos, por su intercesión, a tener la fuerza para seguir adelante, el consuelo en la tristeza, el valor en la prueba.

Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo largo del camino.

Él, que se ganaba el pan con el trabajo de sus manos, pueda proveer de lo necesario a quienes la vida les ha quitado todo, y darles la dignidad de un trabajo y la serenidad de un hogar.

Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que san José salvó al huir a Egipto, y por intercesión de la Virgen María, a quien amó como esposo fiel según tu voluntad. Amén.

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