Y la exhortación del papa Francisco sobre la Amazonía nació 15 años después del asesinato de la misionera Dorothy Stang

Hermana Dorothy Stang, misionera asesinada en Brasil

Hoy se cumplen 15 años sin Dorothy Stang. El asesinato de la religiosa estadounidense en la Amazonía brasileña continúa inspirando el compromiso por los pobres y la protección del medio ambiente. Casualidad o no, la exhortación postsinodal ‘Querida Amazonía’ del papa Francisco nace 15 años después de su martirio. Una vida entregada que hoy es semilla de más vida.



A la hora de encarnar el modo en que un cristiano ha de acompañar a quienes, en el Amazonía, se ven tantas veces abajados por intereses económicos que se consideran “superiores” a quienes viven y trabajan en su tierra, el ‘Instrumentum laboris’ de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica del Sínodo de los obispos, que se celebró del 6 al 27 de octubre en Roma, ya puso como ejemplo a seguir a Dorothy Stang.

Nacida en 1931 en Ohio (Estados Unidos), fue una misionera que pasó cuatro décadas en Brasil. Fue tal su pasión por ser una más con su pueblo, que esta religiosa de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur decidió incluso nacionalizarse brasileña.

Asociación de desarrollo sostenible

En el Estado de Pará, su labor de defensa de los derechos humanos y sociales de las comunidades indígenas a las que acompañaba tuvo un fuerte eco gracias a su especial apoyo a los pequeños agricultores, a los que involucró en el Proyecto de Desarrollo Sostenible Esperanza. Desde esta institución, los trabajadores pudieron hacer frente a los macroproyectos que pretendían acumular cada vez más porciones de tierra. Una labor, claro, que se tradujo en numerosas amenazas contra la hermana Dorothy.

Hasta que un día se cumplieron los peores presagios… El 12 de febrero de 2005 –a los 73 años–, estando de visita en el municipio de Anapu, donde había acudido a formar a la comunidad local en su acción de empoderamiento, fue asesinada con 6 tiros. Llevaba la Biblia que leía mientras caminaba al encuentro de sus compañeros. La policía detuvo a los dos sospechosos del crimen, Clodoaldo Carlos Batista y Raifran das Naves Sales… Pero, hasta hoy, no se conoce quién ordenó a estos hombres su asesinato.

La suya, como la de muchos otros mártires de la Amazonía, ha sido una lucha inquebrantable contra “la idolatría del dinero” y la “economía que mata” denunciada por el papa Francisco.

Entre los más pobres

Desde los 35 años, cuando la misionera llegó a Brasil en 1966, se interesó por situarse “entre los pobres más pobres”, y encontró en la Amazonía el ámbito en el que concretaría esta aspiración, en un tiempo conflictivo de disputas por tierras entre colonos y terratenientes –vinculados a la industria maderera, la mayoría– que desde entonces no ha cesado, como lo demuestran los informes anuales .

Su resistencia a los intereses de los traficantes ilegales de recursos de la Amazonía se intensificó desde la década de los 70. Entonces fue notable su liderazgo en la Pastoral de la Tierra, fundando 22 escuelas y un centro de formación para maestros rurales. Más tarde, con el proyecto de desarrollo sostenible ‘La Esperanza’, logró que 600 familias campesinas tuvieran derecho a cultivar 130.000 hectáreas.

Sin embargo, Dorothy sabía que “cualquier persona que intenta ocupar una tierra pública explotada ilegalmente por terratenientes o madereras recibe una amenaza de muerte”, como denunció antes de que un sicario acabara con su vida.

En 2004, Dorothy había recibido el Premio de Derechos Humanos de la Orden de los Abogados do Brasil. Ese año se denunciaron más de diez amenazas contra su vida. Para ella era claro que “cualquier persona que intenta ocupar una tierra pública explotada ilegalmente por terratenientes o madereras recibe una amenaza de muerte”. Su nombre figuraba en una lista de 140 amenazados.

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