Antonio Pelayo recibe la Gran Cruz del Arzobispado Castrense

  • “La entrega de los capellanes castrenses no está al alcance de cualquiera”, elogió el corresponsal de Vida Nueva
  • El arzobispo Juan Del Río anuncia la reactivación de la causa de beatificación del jesuita y legionario Fernando Huidobro

Antonio Pelayo recibe la medalla del Arzobispado Castrense por parte de Juan del Río

El corresponsal en Roma de Vida Nueva, Antonio Pelayo, ha recibido esta mañana la Gran Cruz del Arzobispado Castrense de manos del arzobispo Juan del Río. El acto ha tenido lugar en el marco de la eucaristía con motivo de la patrona de los capellanes castrenses, la Inmaculada Concepción.

Del Río expuso que “nuestros mayores enseñaron desde la cuna a dar gracias y a pedir perdón. Si alguna vez no estuvimos a la altura, os pedimos perdón, pero hoy os doy las gracias de todo corazón por lo que hacéis”.

El arzobispo castrense anunció además la reactivación de la causa de beatificación del capellán jesuita y legionario, Fernando Huidobro. “Le pedí al Papa que pronto podamos verle en los altares. Que él, desee el cielo, nos regale muchas vocaciones al obispado castrense”, comentó el prelado.

“Orgullosos” de las Fuerzas Armadas

A partir de ahí, Del Río hizo hincapié en que “tenemos que sentirnos orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. “¡Cuánta humanidad y cuanta valentía ahí en ellos!”, reconoció.

“Os preguntaréis porqué soy yo el que tomo la palabra. Soy el más viejo, son los privilegios de la edad”, bromeó el periodista, que explicitó cómo “me siento muy por debajo de los méritos que significa una medalla como esta, que se limita a favorecer la concesión de unas becas de estudio al clero castrense en Roma”.

En este sentido, subrayó cómo “ha habido un salto cualitativo extraordinario en el clero castrense. El centenar de capellanes castrenses está ente lo mejor de lo mejor. No es una adulación barata”.

La entrega del clero castrense

En este sentido, puso en valor la entrega que los sacerdotes que, por ejemplo, “pasan varios meses en una fragata, una misión que no está al alcance de cualquiera”. “Esto les convierte en la élite del clero español”, apreció Pelayo.

También fue galardonado, entre otros, el jefe de protocolo de la Casa de Su Majestad El Rey, Alfredo Martinez Serrano, que destacó la “relación sólida, profunda y cotidiana” entre la Casa Real y el Arzobispado castrense, subrayando especialmente “la profesionalidad” de Juan del Río. En esta misma línea, apreció “el principio indisoluble y constante de colaboración” entre ambas instituciones desde una actitud “activa y dinámica”.

El jefe del Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón, recogió la corbata de la Cruz Fidelitas, otorgada a la Armada. En su turno de palabra, valoró “la presencia esencial” de los capellanes castrenses, que supone “una labor extraordinaria por el bien espiritual de todo nuestro personal”. “Cualquier capellán tiene más hora de más que cualquiera de nosotros”, apostilló.

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