Antonio Pelayo: “El sacerdocio no tiene razón de ser si no es para los demás”

  • El sacerdote y periodista celebra la misa de acción de gracias por sus bodas de oro
  • ”Cuando echo la vista atrás, solo se me ocurre dar gracias”, ha dicho el corresponsal de Vida Nueva

“El 3 de febrero de 1968 casi a esta misma ahora y en esta misma capilla celebré mi primera misa. Han pasado 50 años y seis días”. Con esta mirada atrás, el periodista Antonio Pelayo se dirigía a los familiares y amigos que le acompañaron en la capilla del colegio San José de Valladolid en la eucaristía de acción de gracias con motivo de las bodas de oro de su ordenación sacerdotal.

“Cuando echo la vista atrás, solo se me ocurre dar gracias”, señaló el corresponsal de Vida Nueva en el Vaticano refiriéndose a familia, amigos, compañeros de Comillas y de trabajo, así como a las Hijas de Maria Inmaculada, con quienes ha colaborado estrechamente. “A esto se une la consideración de lo poco que he hecho y a lo mucho que podría haber hecho. Todo es gracias a Aquel que me llamó a ser sacerdote, quien me ha hecho permanecer”, aseveró.

El secreto de perseverar

Sobre estas cinco décadas de vida sacerdotal, apuntó que “hay que perseverar en los afectos, en los agradecimientos y en los sentimientos de la pequeña capacidad que tenemos para amar y servir”. Además, subrayó que “vivir solo es una gran equivocación y para un sacerdote es el mayor error que se puede cometer. El sacerdocio si no es para los demás no tiene razón de existir”.

Para concluir, Pelayo insistió en que “la eucaristía tiene hoy más sentido que nunca”. “Y como dice el Santo Padre Francisco, no os olvidéis de rezar por mí”, apostilló. En la celebración participó la Coral Vallisoletana, dirigida por Sara María Rodríguez Piñeiro.

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