Después de aceptar la renuncia de Georges Pontier, el papa Francisco ha nombrado hoy, 8 de agosto, al argelino Jean-Marc Aveline como nuevo arzobispo de Marsella (Francia), hasta el momento obispo de la diócesis de Simidicca (África). Tal vez por su cercanía a la realidad que se vive en el norte de África, el nuevo arzobispo se ha mostrado, en una entrevista concedida a Vatican News, especialmente sensible a la realidad de los migrantes que cruzan el Mediterráneo.
“Es muy importante el trabajo de acoger a los migrantes que llegan, a veces como náufragos”, ha subrayado Aveline, quien también ha destacado la necesidad de prestar atención al desafío de la pluralidad cultural y religiosa. “Me gustaría fortalecer los vínculos con las comunidades cristianas al otro lado del Mediterráneo”, ha añadido.
“Marsella, a menudo, se presenta como la puerta de entrada a Europa, por lo que tenemos muchas comunidades distintas aquí”, ha explicado el arzobispo, quien ha expresado su deseo de invitar a la celebración de su nuevo mandato a los obispos del Mediterráneo y el Magreb.
Comprometido con los jóvenes
Aveline ha destacado, además, la importancia de que la Iglesia trabaje para disminuir la desigualdad económica, algo que, para el prelado, es una pieza clave en la “consolidación social”. “Luego está el desafío propio de todas las Iglesias, que es la comunión eclesial, el apoyo a los jóvenes, el llamado al discernimiento vocacional”, un ámbito donde “la tarea es enorme”.
Y es que, en Marsella, “hay muchos jóvenes, niños y niñas, que donan su tiempo, durante las vacaciones, dedicándolo al voluntariado: donan su tiempo y esperan descubrir cosas para construir las bases de sus vidas, y creo que debemos cuidar especialmente a estos niños para que crezcan en fe y desarrollen sus vocaciones”.
