10 datos curiosos del beato Anacleto González, el nuevo patrono de los laicos mexicanos

  • Fue un libro sobre la vida de San Francisco de Asís que se encontró en un basurero, lo que provocó un cambio de rumbo en su forma de ser
  • Aunque era un hombre brillante en el seminario, rechazó el ofrecimiento de sus superiores de irse a preparar a Roma; optó por la abogacía

Este lunes 29 de julio, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos aprobó al beato Anacleto González Flores, mártir, como “Patrono de los Laicos mexicanos”, a través de un decreto fechado el día 11 de julio.

Cabe recordar que durante la CIII Asamblea Plenaria de la CEM se votó por unanimidad declarar al beato como Patrono de los Laicos, e instituir el tercer fin de semana de noviembre, en la fiesta de Cristo Rey del Universo, el Día del Laico. El dicasterio atendió la petición y aceptó dicha solicitud.

A continuación te ofrecemos 10 datos curiosos de Anacleto González, quien nació en Tepatitlán de Morelos, Jalisco, el 13 de julio de 1888. Sus padres fueron los señores María Flores Navarro y Valentín González Sánchez.

  1. Tuvo una infancia mísera. Su padre era rebocero y la familia vivía en una pocilga, misma en la que comían, dormían y trabajaban en el telar los 12 hijos. Anacleto sufría de su padre golpes y humillaciones.
  2. Le apodaban el “bobito”. Debido a que su padre tenía fama de borracho, lenguaraz y frívolo, el pueblo lo apodaba el “bobo”, y a sus hijos, por consiguiente, le decían los “bobitos”.
  3. Tenía una pequeña joroba. A causa de la precariedad en la que vivía, tenía que salir a la calle a vender rebozos; el trabajo pesado le provocó una leve joroba, por lo que algunos lo apodaban “el Camello”.
  4. No tuvo formación religiosa. Dado que su padre no creía en la Iglesia, Anacleto no fue matriculado en la escuela parroquial, sino en la municipal, donde recibió la educación liberal promovida por el gobierno.
  5. Le gustaban las peleas. Continuamente se le veía en pleitos callejeros y con sus compañeros; cuentan que en algunas ocasiones sacó la pistola para defender a su padre de los insultos que le proferían.
  6. Le gustaba la música. Era bueno tocando la guitarra, por lo que formó parte de la banda musical del pueblo, con la cual solía tocar en el quiosco del pueblo y llevar serenata a las jovencitas.
  7. Su conversión vino de una lectura. Cuentan que un día Anacleto se encontró en un basurero un libro de la vida de san Francisco de Asís, el cual cambió su vida. Comenzó a leer libros católicos, robándole tiempo a la producción de rebozos. Pronto se convirtió en orador.
  8. Tras escuchar la prédica de un sacerdote de Guadalajara, decidió enseñar el catecismo a los niños. Tiempo después entró al seminario de San Juan de los Lagos, Jalisco, y para ayudarse económicamente escribía versos y discursos para monjitas. Pronto aprendió latín y se convirtió en un estudiante brillante, ganándose el apodo del “Maistro Cleto”.
  9. Convencido de que le sería difícil llevar una vida de celibato, no aceptó el ofrecimiento de sus superiores del seminario, quienes le presentaron la oportunidad de realizar estudios eclesiásticos en Roma.
  10. En 1913, a sus 25 años de edad, llegó a Guadalajara para estudiar Derecho en la Escuela Católica de Leyes. Optó por la carrera de la abogacía, para “defender la Patria y la Religión”. Como líder católico, Anacleto González destacó por su vasta cultura e inteligencia privilegiada.

Con información de la enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara.

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