¿Tiene sentido el celibato hoy?

  • Juan Luis Caballero, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, publica ‘El celibato cristiano. Una vida plena y fecunda’
  • “Mucha gente piensa que lo acabaremos quitando y, con ello, acabaremos con algunos problemas”, explica a Vida Nueva

JuanLuisCaballero

El debate acerca del sentido del celibato cristiano es, como él mismo define, “algo cíclico” para la sociedad. Por eso, Juan Luis Caballero, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, ha publicado ‘El celibato cristiano. Una vida plena y fecunda’ (Palabra), con el que busca dar respuesta a preguntas que se plantean sobre el sentido del celibato cristiano, lo que aporta a quien lo vive y al mundo en el que se vive.

El libro es, además, una recopilación de varios textos en los que se analiza esta opción desde distintas perspectivas, desde la teológica hasta la psicológica, para poder tener una visión amplia de lo que supone. Pero, sobre todo, que se puede vivir “con infinita alegría”.

PREGUNTA.- El celibato es, tal vez, uno de los puntos que más se cuestiona de la fe cristiana. ¿Tiene sentido el celibato actualmente?

RESPUESTA.- Hoy en día hay mucha gente que lo cuestiona porque piensa que no tiene sentido, por eso queríamos aportar algunas reflexiones. Pero claro que lo tiene. El principal motivo, partiendo de la encíclica de Pablo VI, es precisamente porque tiene que ver con Cristo y con la Iglesia. La gente entiende bien lo que es el matrimonio. Se casa porque quiere formar una familia y, con ello, formar parte de la familia humana. El celibato es, en esta línea, una entrega personal en aras del enriquecimiento de esta familia humana. Hay gente que piensa que el celibato es una negación, el dejar de casarse para tener tiempo para algo, pero no es eso. La realidad es que es una elección positiva, en la que uno se entrega a la familia humana sabiendo que vamos a ayudarla a crecer entregando todo el propio ser, al igual que Cristo se entregó totalmente por la Iglesia.

Es una entrega de amor y que es fructífera, no es estéril. Dios nos ha creado para amar, y esa es la realidad. La verdadera vocación humana es la de entregarse a los demás, también con el celibato, pero de manera distinta. El célibe también está llamado a ser padre o madre, aunque no sea de forma biológica – ser padre o madre no depende únicamente de la biología. Además es un camino de perfeccionamiento personal. Uno vive y crece también en su masculinidad o feminidad viviendo el celibato. No es que te falte nada. Por otra parte, uno también es signo de cómo será la vida humana, en la que la forma de amarnos los unos a los otros será diferente.

Por otra parte, también hay mucha gente que piensa que el celibato es una praxis que hemos puesto porque es útil para algo, pero que lo acabaremos quitando y, con ello, acabaremos con algunos problemas. Pero no, esos problemas no van unidos al celibato.

P.- En el libro analiza el celibato también desde una perspectiva psicológica y social, de si es bueno para la persona. Muchas voces han relacionado el celibato con la crisis de los abusos en la Iglesia. ¿Qué tiene que decir de esto?

R.- Cíclicamente se saca este debate a la opinión pública. Entiendo que, por un lado, desgraciadamente, cuando uno mira las estadísticas de los abusos, se dan, muchísimas veces, dentro del ámbito de las personas casadas, es decir, el familiar. No es una excusa, sino que esto demuestra que no es una cuestión que esté relacionada con que la persona que ejerce el abuso sea célibe o no. Depende, más bien, de un problema personal que lleva a abusar de las personas más débiles o indefensas que se tiene cerca, y eso sucede si uno está casado, en el ámbito familiar o, en el caso de los clérigos, con las personas más débiles que tiene alrededor, que serían los niños.

Es algo terrible, pero si esas personas no fueran célibes y estuvieran casadas o tuvieran una relación harían lo mismo, porque es un problema mucho más profundo y que tiene otras raíces. Los desequilibrios que pueda tener la persona no vienen por el celibato, sino que son previos. Por eso, por mucho que ahora se dijera que los sacerdotes se pueden casar, si no se han resuelto otros muchos problemas personales o incluso médicos, no servirá para nada.

P.- ¿Cree que la vida consagrada debe profundizar más en el sentido del celibato para ejercer un buen acompañamiento durante toda la vida?

R.- Creo que sí. Al final, la comprensión última del celibato la aporta el celibato sacerdotal, porque parte de Cristo. Por eso, creo también que todas las personas que decidan seguir ese camino entiendan bien cuál es el sentido y lo vivan con humildad, porque también es un don.

Normalmente las instituciones a las que pertenecen las personas que viven el celibato les acompañan en este proceso, y hay un periodo de maduración hasta que, definitivamente, se decide este camino, porque es importante saber si van a poder con ello o no. Pero es muy importante saber que es fundamental vivirlo acompañados. Creo que tiene mucho sentido porque hay mucha gente que lo vive de una forma muy alegre y muy plena.

P.- No solamente los sacerdotes son célibes. También hay religiosas, vírgenes consagradas… ¿Por qué cree que sorprende tanto que una persona haga la opción de celibato en la sociedad actual?

R.- A mí me sorprende que sorprenda tanto, sobre todo porque vivimos en una época en la que las personas tomamos decisiones de lo más variadas y esperamos que se nos respete. Y, de repente, una persona decide vivir el celibato en este sentido de entrega a los demás, y hay mucha gente que se sorprende o incluso lo critica, incluso gente con fe. Creo que hay gente que no lo comprende, pero también creo que hay personas a las que el hecho de ver a alguien que se entrega por completo y con generosidad hace que se miren al espejo y digan “yo no soy así, yo no me entrego así” en ninguno de los aspectos de su vida, ya tenga una relación, esté casado o como sea.

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