En la Misa de Pascua del Vaticano el papa Francisco ha recuperado este año la práctica habitual de no realizar la homilía, el discurso principal de la jornada queda para la bendición Urbi et Orbi, la más solemne de los pontífices. Además están aún presentes las palabras de la Vigilia Pascual, la noche anterior, y su reflexión interpeladora: “Cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama?”
Mirando a Oriente
En la celebración pascual en la Plaza de San Pedro, se ha desarrollado un rito particular. Se ha anunciado la Resurrección desvelando el icono Acheropita (no pintado con manos humanas, literalmente) del Salvador. La pintura ha sido traída del Santuario de la ‘Scala Santa’, cuya venerada escalera ha sido recientemente restaurada. Este rito se ha introducido y realizado de forma intermitente desde el año 2000. Como gesto de apertura al Oriente también se ha proclamado el evangelio en griego y no solo en latín.
Todo esto en el marco incomparable de la plaza de San Pedro, adornada para la ocasión con un auténtico bosque conformado por 50.716 flores, 30 toneladas, procedentes de Holanda. No han faltado 25.000 tulipanes, varios tipos de narcisos, jacintos o rosas. Además, en la noche de Pascua han florecido cerca de 2.5000 flores del ‘ave del Paraíso’, la colorida novedad de este año. Esta decoración se hace gracias una serie de floristas de Holanda –tarea que llevan realizando 33 años, las últimas 32 veces coordinador por Paul Deckers– y desde hace 15 años un grupo de jardineros eslovenos colaboran en la decoración y este año han realizado los adornos florales del balcón central de la Basílica de San Pedro.
