Excepción histórica para los peregrinos en Roma esta Semana Santa: podrán ver la Scala Santa en su estado original

  • Según la tradición, es la escalera que pisó Jesús cuando fue juzgado por Pilato en su palacio de Jerusalén
  • La trajo a la Ciudad Eterna santa Helena, madre el emperador Constantino, en un viaje a Tierra Santa
  • Sus 28 escalones fueron recubiertos con madera en 1723 para evitar su desgaste al subirse de rodillas

Scala Santa

Los peregrinos que viajen estos días a Roma para vivir la Semana Santa en el lugar en el que fueron martirizados san Pedro y san Pablo, podrán disfrutar de algo que no ocurría desde hace casi tres siglos: encontrarse con la Scala Santa en su estado original, sin que su mármol blanco se vea escondido tras el recubrimiento de madera de nogal que la protege desde 1723.

Según la tradición, la Scala Santa es la escalera que, en Jerusalén, conducía al palacio del gobernador romano Poncio Pilato hace dos milenios. Así, el mismo Jesús de Nazaret habría subido sus 28 escalones cuando fue llamado a interrogar por el representante imperial, en lo que hoy celebramos como Viernes Santo.

Restos de sangre

Testimonio de aquellos hechos serían los restos de sangre de Jesús, quien fue mandado a azotar por Pilato como un intento para contentar a las autoridades religiosas judías que clamaban por su muerte. Tras volver a entrevistarse con él, ya ensangrentado, el gobernador lo habría expuesto a los presentes congregados ante su palacio. Pero no fue suficiente y, con el fin de evitar un motín, Pilato acabó cediendo y liberó a Barrabás mientras condenada a Jesús a morir en la cruz.

Cuenta la leyenda que santa Helena, la madre el emperador Constantino, que precedió a su hijo en la conversión al cristianismo y visitó Tierra Santa siguiendo el rastro de Jesús, fue la que, emocionada ante ese lugar pisado por el Cristo en el momento en el que se iba a cumplir su martirio, pidió que la escalera se trasladara en su integridad desde Jerusalén hasta Roma.

Una tradición de siglos

Allí, en el siglo IV, se situó cerca de lo que hoy es la basílica de San Juan de Letrán. Desde entonces ha sido un punto clave en las peregrinaciones cristianas a la Ciudad Eterna. Aunque llegó un momento, a inicios del siglo XVIII, en que se optó por tapar el mármol con madera para evitar el desgaste de la escalera original. Y es que, desde el primer momento, los fieles que subían las escaleras lo hacían de rodillas.

La tradición de subir de rodillas los 28 escalones se ha mantenido hasta hoy. Aunque ahora, después de casi tres siglos, se podrá hacer como lo hicieron los cristianos de la Edad Media y en la Edad Moderna.

Será una excepción, pues el templo, regentado desde 1853 por religiosos pasionistas, ha dispuesto que esto se dé así hasta que concluya la Pascua.

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