El Papa reta a los cristianos en primera persona: “Y yo, en esta Pascua, ¿qué?”

  • “¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios?”, interroga Francisco a la multitud presente en la Plaza de San Pedro en una homilía espontánea del Domingo de Resurrección
  • Jorge Mario Bergoglio insta a la Iglesia a ponerse “en camino de inmediato” como hicieron las mujeres que vieron el sepulcro vacío

 

El Papa Francisco, durante la misa del Domingo de Resurrección 2018/EFE

El Francisco más espontáneo. El que deja a un lado los papeles para dirigirse como un párroco. Gesticulando. Moviendo los brazos. Con coloquialidad, sin circunloquios. Y tres ideas bajo el brazo: el anuncio de la sorpresa, la respuesta rápida y una pregunta. Así se presentó esta mañana el papa Francisco ante los fieles congregados durante la eucaristía del Domingo de Resurrección, en un plaza de San Pedro adornada con un total de 50.000 flores procedentes de Holanda, entre tulipanes, jacintos, narcisos, rosas…

Tras el Evangelio de Juan proclamado en latín y griego, el Papa se dirigió a los católicos de todo el planeta con una homilía tan sencilla como directa que resumió en una pregunta abierta: “Yo, hoy, en esta Pascua de 2018, ¿qué? Tú, ¿qué? Yo, ¿qué?”. Con esta interpelación terminaba una alocución que le llevó a recordar cómo la Buena Noticia de la Resurrección fue para aquellas mujeres que acudieron al sepulcro algo inesperado.

Historia de la Salvación

“Las mujeres que fueron para ungir el cuerpo del Señor se llevaron una sorpresa, la sorpresa”, explicó Francisco, que a renglón seguido detalló cómo “las noticias de Dios son siempre una sorpresa, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas”. Desde ahí repaso cómo la Historia de la Salvación se presenta como una “sorpresa detrás de otra, Dios no sabe hacer un anuncio sin sorprendernos”.

Vista panorámica de la Plaza de San Pedro durante el Domingo de Resurrección de 2018/EFE

Vista panorámica de la Plaza de San Pedro durante el Domingo de Resurrección de 2018/EFE

Para el Papa, este estilo que tiene el Dios de Jesús para comunicarse con el hombre permanece hoy, ofreciéndonos “sorpresas que nos tocan el corazón allí donde no esperábamos: en el lenguaje de los jóvenes, una sorpresa es un golpe bajo que no te lo esperas”.

Ponerse en camino

Tras esto, Jorge Mario Bergoglio se detuvo en una actitud de aquellas discípulas: “Ellas marchan aprisa, las sorpresas de Dios nos ponen en camino de inmediato como los pastores en la noche de Navidad van corriendo, la samaritana también corre para decir a su gente la novedad que ha experimentado…”.

El Papa instó a poner en práctica esta actitud de reaccionar con prontitud a la llamada de Dios, si bien reconoció que también hay quien no se siente capaz de actuar con esta agilidad. Así, puso el ejemplo de Mateo y su “yo creeré cuando vea las llagas”. “El Señor es bueno y lo espera con amor. Señor tiene paciencia con aquellos que no van deprisa”, apreció el Pontífice.

Se actúe antes o después, Francisco subrayó lo importante de una respuesta. Y fue así como finalizó su homilía, con una concatenación de interrogantes dirigiéndose a cada uno de los que le escuchaban en la plaza:  “¿Y yo qué? ¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios? ¿Soy capaz de responder con rapidez o camino con la cantinela del ‘mañana iré para lo mismo decir mañana’? ¿Qué me dice a mí?”.

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