El Papa destaca en la audiencia general el “papel esencial” de las religiones para promover la paz

  • Francisco recuerda en su catequesis en la Plaza de San Pedro el viaje a Marruecos del pasado fin de semana
  • Confiesa que prefiere el término ‘persona migrante’ a ‘migrante’ para no caer en “la cultura del adjetivo”

el papa saluda en la audiencia general del 21 de marzo

El papa Francisco dedicó su catequesis en la audiencia general que presidió este miércoles, 3 de abril, en la Plaza de San Pedro del Vaticano a hablar del viaje realizado el pasado fin de semana a Marruecos. Celebró la “calurosa acogida” recibida en el país norteafricano y agradeció la colaboración de sus autoridades, en particular del rey Mohamed VI, que se comportó con el Pontífice de forma muy “fraterna, amigable y cercana”.

Jorge Mario Bergoglio destacó como coincidió con el monarca al destacar el “papel esencial de las religiones en la defensa de la dignidad humana y la promoción de la paz, la justicia y el cuidado de la creación”.

Huellas de santos

En una jornada gris y ventosa, lo que obligó al Papa a quitarse el solideo para evitar que saliera volando, recordó que su viaje a Marruecos seguía las huellas “de dos santos”: Francisco de Asís y Juan Pablo II. El primero hace 800 que mantuvo un histórico encuentro con el sultán de Egipto Malek al-Kamel, mientras que el Papa polaco realizó en 1985 su “memorable visita” al país magrebí, cuyo monarca era entonces Hasán II.

Improvisando sobre el texto que tenía preparado, Francisco reconoció que algunos pueden preguntarse por qué viaja a países musulmanes. “Somos descendientes del mismo padre, Abraham”, recordó, para explicar a continuación que es Dios el que ha permitido que haya religiones diferentes. “Él quiere la hermandad entre nosotros. No hay que asustarse de las diferencias, Dios ha querido esto”.

Abiertos a las diferencias

Al avocar las distintas etapas del viaje a Marruecos, citó su visita a la sede de Caritas diocesana en Rabat, una institución eclesial que ayuda a unos 8.000 inmigrantes cada año. Francisco mostró su voluntad de construir “ciudades y países” que sepan conservar sus respectivas “identidades culturales y religiosas” pero tengan la puerta abierta a las “diferencias” y sepan ponerlas en valor siguiendo el principio de la hermandad humana.

En ese pasaje de su discurso, volvió a improvisar para reconocer que él prefiere utilizar el término ‘persona migrante’ que decir ‘migrante’ a secas. “’Migrante’ es un adjetivo y ‘persona’, un sustantivo. Hemos caído en la cultura del adjetivo y nos olvidamos los sustantivos, que son la sustancia. Hay que evitar caer en esa cultura demasiado líquida y gaseosa”, comentó.

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