El Papa en la audiencia general: “El Bautismo no son unas palabras mágicas”

  • “Debemos rezar por todo el pueblo de Dios y por todos los que necesiten nuestra oración”, ha pedido
  • También ha manifestado su deseo de que las conversaciones entre las dos Coreas “garanticen la paz”

La audiencia general de hoy, 25 de abril, ha versado sobre el sacramento del bautismo, continuando en la línea de las dos anteriores. En primer lugar, Francisco ha explicado que los catecúmenos siguen un camino en el que “reviven la experiencia de la mujer samaritana sedienta de agua viva, del ciego que abre los ojos a la Luz, de Lázaro que sale del sepulcro”, ya que el Evangelio contiene la fuerza “para transformar al que lo acoge con fe, librándolo del dominio del maligno para que aprenda a servir al Señor con alegría”.

Pero ha recordado un punto muy importante, y es que “a la pila bautismal nunca vamos solos, sino acompañados por la oración de toda la Iglesia. Porque la Iglesia reza, ¡Pero reza por todos nosotros! Nosotros, Iglesia, rezamos por los demás (…) Debemos rezar por todo el pueblo de Dios y por todos los que necesiten nuestra oración”. Símbolo de la oración de la Iglesia son las letanías de los santos que se rezan al principio del sacramento, antes de la oración de exorcismo y la unción con el óleo. Gestos que desde la antigüedad “aseguran a cuantos se aprestan a renacer como hijos de Dios que la oración de la Iglesia les asiste en la lucha contra el mal, les acompaña en el camino del bien y les ayuda a escapar del poder del pecado para entrar en el reino de la gracia divina”.

Es un don del Espíritu Santo

“El Bautismo no son unas palabras mágicas –ha proseguido el Papa– sino un don del Espíritu Santo que habilita a quien lo recibe para luchar contra el Espíritu del mal (…) Sabemos por experiencia que la vida cristiana está siempre sujeta a la tentación de separarse de Dios de su voluntad”. De ahí la oración del exorcismo, que invoca la liberación de todo lo que separa al bautizado de Cristo o impide su unión con Él en los catecúmenos adultos, y pide la liberación del pecado original en el caso de los niños.

Después de esta oración, llega la unción con el óleo del pecho del neófito, que “recibe vigor para renunciar al diablo y al pecado, antes de acercarse a la fuente y renacer a una vida nueva“. Francisco ha explicado que antiguamente los luchadores se cubrían de aceite para tonificar los músculos y escapar más fácilmente de sus adversarios. “A la luz de este simbolismo, los cristianos de los primeros siglos adoptaron la costumbre de ungir al bautizado con aceite bendecido por el obispo significando que la fuerza de Cristo Salvador fortifica para luchar contra el mal y vencerlo“.

Finalmente, el Papa ha subrayado que, aunque sea fatigoso luchar contra el mal y el pecado, debemos ser conscientes de que “toda la vida cristiana es un combate”. Pero al mismo tiempo, debemos saber que no estamos solos, la Madre Iglesia reza para que sus hijos, regenerados en el Bautismo, “no sucumban ante las insidias del maligno sino que las venzan por la fuerza de la Pascua de Cristo”. Fortificados así por el Señor, “todos podremos repetir las palabras de san Pablo: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece'”, ha concluido.

Llamamiento a la paz en Corea

Después de las síntesis de la catequesis en distintas lenguas y los saludos a los fieles presentes, Francisco ha realizado un llamamiento a la paz en Corea, a propósito del encuentro entre Moon Jae-In y Kim Jong-Un, líderes de ambas Coreas, que tendrá lugar este viernes. “Tal encuentro –ha dicho el Pontífice– será una ocasión propicia para llevar a cabo un diálogo transparente y un camino concreto de reconciliación y reencontrada fraternidad, con el fin de garantizar la paz en Corea y el mundo entero”. También se ha dirigido al pueblo coreano, al que ha expresado su cercanía y oración. En cuanto a los políticos que se encargan de ambos países, les ha pedido que tengan”el coraje de hacerse artesanos de la paz”.

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