El Papa destaca cómo la misa separa del pecado y refuerza el compromiso con los pobres

  • Durante la audiencia general en San Pedro, Francisco felicita la Pascua a Benedicto XVI y pide un aplauso por él
  • La eucaristía “actualiza” la gracia donada por el Espíritu Santo durante el bautismo y la confirmación, dice el Pontífice

El papa Francisco en la audiencia general en San Pedro 4 de abril 2018

Antes de comenzar las celebraciones de la Pascua, Francisco vistió a su antecesor, Benedicto XVI, del que también se acordó en la audiencia general de hoy, 4 de abril, en la plaza de San Pedro del Vaticano, la primera tras la Semana Santa. “Yo querría que deseemos una buena Pascua a quien fue obispo de Roma, el papa Benedicto, que nos sigue por televisión. Felicitémosle la Pascua. Y un aplauso”, pidió Jorge Mario Bergoglio antes de comenzar su catequesis. Los alrededor de 20.000 fieles congregados en una mañana lluviosa y desapacible respondieron con una ovación al anterior Pontífice.

“Hoy hay flores, que significan alegría. En algunos sitios a la Pascua se le llama ‘Pascua florida’ porque florece. Cristo resucitado es la nueva flor, florece la santidad de la Iglesia, por eso hay tantas flores, es nuestra alegría”, comentó Bergoglio, que durante su habitual vuelta por la plaza de San Pedro antes de comenzar la audiencia general invitó a seis niños a que subieran al ‘papamóvil’.

“Aprender a ser hombres y mujeres eucarísticos”

Con la catequesis de hoy, Francisco concluyó el ciclo dedicado a explicar el significado de la misa. “Después de la oración de la comunión, la misa termina con la bendición impartida por el sacerdote y el saludo al pueblo. Concluye igual que iniciaba con el signo de la cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, indicó el Pontífice, destacando el significado de la eucaristía: “No podemos olvidar que la celebramos para aprender a ser hombres y mujeres eucarísticos, dejando que Cristo actúe en nuestras vidas, como decía san Pablo”.

La eucaristía, además, “actualiza” la gracia donada por el Espíritu Santo durante el bautismo y la confirmación para que “sea creíble con nuestro testimonio cristiano”, separa “del pecado” y “renueva, fortifica y profundiza” la relación con la comunidad cristiana. Finalmente, el Papa destacó cómo la misa refuerza el compromiso con los pobres al “educarnos a pasar de la carne de Cristo a la carne de los hermanos”.

En su saludo a los peregrinos de lengua española llegados de España y Latinoamérica, Francisco les invitó a “nutrirse constantemente de la eucaristía, dejándose renovar con el encuentro real con Jesús, hasta que gustemos plenamente del banquete que nos tiene preparado por toda la eternidad”.

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