Francisco alienta el trabajo del Consejo Nacional de Iglesias de Taiwan

  • Francisco ha agradecido los esfuerzos de esta agrupación asiática en favor de la unión de los cristianos
  • El Papa ha recordado que “la unión también se da a través de la caridad”

El Papa ha recibido esta mañana en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano al consejo nacional de Iglesias de Taiwan, un órgano ecuménico que busca la unidad de los cristianos del país. Tras agradecerles la visita, el Papa se ha acordado de su reciente viaje a Myanmar y Bangladesh, donde “ha podido experimentar la vitalidad de las gentes de Asia, pero también el sufrimiento de una humanidad que muchas veces es privada de prosperidad social y material“.

“Como cristianos – ha continuado Francisco – estamos llamados a trabajar juntos para hacer valer la dignidad de cada ser humano y apoyar a los que son menos afortunados que nosotros”. En este punto de su discurso, ha agradecido y citado una de las frases de la alocución con la que el consejo ha precedido a la del Papa, “Sin amor, la paz no es verdadera paz; sin amor, el mundo se sume en el caos“. A raíz de esta frase Bergoglio ha aseverado que el amor de Dios es nuestro único camino y la base de nuestras vidas.

Trabajar por los pobres y jóvenes

El Papa no se ha querido olvidar de los jóvenes y necesitados, como suele hacer. Así, ha recordado que la unión de los distintos cristianos “también se da a través de obras de caridad y proyectos de educación dirigidos a los jóvenes” algo que “sin ninguna duda trae beneficios a toda la sociedad”. Ha pedido especialmente que se eduque a los jóvenes “en el arte del diálogo” para que algún día “sean protagonistas de una sociedad basada en la reconciliación y armonía.”

Finalmente, y antes de rezar un Padrenuestro con todos los presentes, el Papa les ha agradecido que sigan este camino de unión y cooperación entre las distintas comunidades. En sus propias palabras “continuemos todos juntos por este camino de la primacía de la caridad con la mirada puesta en el día en que la oración de Jesús en el Evangelio de san Juan se haga realidad ‘que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste’“.

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