Tribuna

¿Navidad sin Jesucristo?

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En este tiempo no faltan alcaldes y alcaldesas que quieren convertir la Navidad en una fiesta simplemente cultural. Quieren que celebremos directamente la fraternidad, la paz, el gozo de la vida, sin reconocer que estos bienes nos han venido de la vida y la enseñanza de Jesús. Pretenden gozar de los frutos del cristianismo sin reconocer el origen cristiano de esta cultura. Lo de siempre: la tentación de la autosuficiencia.

Es verdad que la fe cristiana crea cultura, pero no se diluye en ella. La fe tiene su identidad propia, es la aceptación personal de Dios como Dios y de Jesucristo como Salvador de la humanidad. Esta fe es la esencia de la religión cristiana. Configura nuestra visión del mundo, por eso es la fuerza más potente en el proceso histórico de las creaciones culturales. Querer conservar los bienes de la cultura cristiana sin la fe en Dios es como querer comer higos después de haber cortado la higuera.

Este intento de transformar la Navidad y de cambiar la mentalidad de los ciudadanos desde el poder político es un abuso de autoridad. Se presentan como muy tolerantes, pero son culturalmente autoritarios. Esta autosuficiencia cultural es la fuente de todas las dictaduras.

Es una pena que tantos conciudadanos nuestros se alejen de Jesucristo pensando que así son más modernos y más cultos. ¿Qué podemos hacer? Ser conscientes de la trampa, denunciarla, resistir de manera positiva. Tenemos que defender la verdad y el valor de la fe en Cristo como el patrimonio más importante de nuestra vida.

Vivamos la Navidad teniendo bien clara la memoria de Jesús, de su vida, de su palabra, de la inmensa bondad de Dios. Comencemos la Navidad en su verdadero principio, en la Misa de Navidad, en la oración, en la gratitud, y luego que vengan las luces, las cenas y todas las celebraciones de humanidad que quieran. No nos van a ganar.

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