Voy a encender una fiesta con guitarra y acordeón, quiero verte desatado, sin espuelas ni facón.
Que la parca huya herida, al ver tanta diversión y que el vino con lo justo te alimente el corazón.
Una fiesta pa’l que tiene y una fiesta pa’l que no, para aquel que está en el medio sin ninguna distinción. A mí nunca me hizo mella el dinero y su cuestión, yo no invito por bolsillo, lo hago con el corazón (Pastorutti, Soledad – Una fiesta, 2005)
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Finalizamos el año calendario festejando/celebrando. Desde inicios de diciembre hasta principios de enero los ambientes públicos y en los hogares, es común encontrar adornos, luces, imágenes, etc., con los cuales se quiere manifestar “estamos de fiesta”. En algunos países se tiene la costumbre de reunirse con los allegados al corazón para celebrar el tiempo compartido y anhelando que lo venidero los siga reuniendo y compartiendo en torno la mesa de la vida.
Festejar no solo es reír a carcajadas, es un acto humano de acompañamiento (Curia, Christian, 2006)
La vida es celebración desde sus inicios hasta su pascua. Aunque cada momento tiene su característica en donde predominan diferentes emociones o sentimientos: nacimientos, cumpleaños, aniversarios, logros, triunfos deportivos, rupturas vinculares, fallecimientos, etc., (Curia, Christian, 2018, pág. 149).
Toda vida es celebrada, por eso se la acompaña según las posibilidades y criterios culturales.
Fiesta central
“Y comenzó la fiesta” (Lc. 15, 24)
Para la fe cristiana es la Resurrección que libera a la humanidad y nos configura con Cristo Sacerdote, Profeta y Acompañante (Pastor). Lo demás adquiere en ella su significado e importancia. Sin la Resurrección todo carece de sentido en el corpus doctrinal, litúrgico, catequético/evangelizador, formativo, ministerial, organizacional, etc.
Festejo jubilar: don teologal
Como es tradición (de las sanas) en la religión cristiana se suelen establecer “jubileos” recordando lo realizado por Dios y convivido por el pueblo. En el caso del hebreo fue en la figura de Moisés que se establece el año jubilar (Lev. 25). Ahí se lo instituye con indicaciones muy precisas y comunitarias. Los jubileos eran “altruistas”, es decir, con la finalidad de honrar a otros: Dios, personas, creación. Paradoja de la modernidad: ¡Hoy muchos piensan y celebran para “uno mismo”!
Como informa la Bula “Spes non confundit” hay jubileos ordinarios (cada 25 años) y extraordinarios (según criterios papales) (Francisco – Bula Jubileo 2025)(#6).
Este año que hemos comenzado hace unos días tiene varias significaciones y en ellas queremos cuadrar este año de gozo.
1. Júbilo creyente
Celebramos los 2025 años del nacimiento de Jesús (prescindiendo del dato cronológico) y, además, los 1700 años del Primer Concilio Ecuménico de la Iglesia cristiana: el de Nicea. En dicha asamblea, convocada por el Emperador Constantino, los padres conciliares establecieron la definición dogmática que Jesús era “verdadero Dios y verdadero hombre, consustancial (Homousios) al Padre”. ¡La fe cree y celebra que Jesús es Dios, de la misma sustancia que el Padre y el Espíritu! Y, por la Encarnación lo humano y divino se han unido, se distinguen, pero no se separan.
Celebrar este jubileo es manifestar que profesamos la unidad/comunión de la Trinidad en si misma y ella con la humanidad, es prorrumpir con cantos gozosos que para ella el ser humano no es enemigo, sino su imagen/semejanza, interlocutor, hijo y heredero. Por el contrario, si la predicación cristiana separa lo que Dios ha unido, seríamos una comunidad de “increyentes”, porque no creeríamos lo que la Trinidad ha realizado y, por lo tanto, el jubileo será un rito vacío.
2. Júbilo esperanzado
Es la propuesta de este jubileo, por eso indica en la Bula: “La esperanza, junto con la fe y la caridad, forman el tríptico de las virtudes teologales, que expresan la esencia de la vida cristiana. En su dinamismo inseparable, la esperanza es la que, por así decirlo, señala la orientación, indica la dirección y la finalidad de la existencia cristiana. Por eso el apóstol Pablo nos invita a alegrarnos en la esperanza, a ser pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. Sí, necesitamos que sobreabunde la esperanza para testimoniar de manera creíble y atrayente la fe y el amor que llevamos en el corazón; para que la fe sea gozosa y la caridad entusiasta; para que cada uno sea capaz de dar, aunque sea una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, sabiendo que, en el Espíritu de Jesús, esto puede convertirse en una semilla fecunda de esperanza para quien lo recibe” (#18)
Celebrar este año de gracia sobre gracia, es manifestar simpáticamente que la alegría es un Don teologal. Si por el contrario, no multiplicamos sonrisas, no se estaría viviendo en plenitud la fe cristiana, porque ella es gozo, júbilo, redención, liberación… y el jubileo solo correría el riesgo de ser “uno más” de tantos.
3. Júbilo amante
Celebrar el jubileo es compartir que Dios nos ha amado primero, por eso somos amantes, tomamos la iniciativa en el amor, porque la Trinidad lo ha realizado (Concilio Vaticano II – DV, 1965)(#2). Por tal motivo, los excluidos, marginados, minorías, expulsados, los que viven al margen de los sistemas, las personas que ven conculcadas sus derechos, los deseos, anhelos, búsquedas, gozos y esperanzas de las personas… no son una oportunidad para la iglesia, porque no lo son para Dios. Él no hace una “opción” entre esto o aquello, su identidad es la compasión, la misericordia, el amor… él es amor (1ª Jn. 4,8). Por lo tanto, amar lo rechazado por el mundo, es la esencia de la fe cristiana. Es decir, para evitar toda duda, amar a los que Dios ama, no es una opción para la iglesia, es la configuración (identidad/espiritualidad) de quienes decimos creer en Jesús. Si la caridad es una opción que puede estar o no, el jubileo se transformará en un ritualismo vacío y seguiremos repitiendo cosas sin sentido.
4. Júbilo contemplativo
Los tres puntos anteriores, se viven porque contemplamos la presencia de la Trinidad en la vida y el mundo. Como afirma el gran teólogo medieval: “Esto es oportuno para la vida de quien comunica a los demás lo que ha contemplado” (Aquino, Tomás de – STh III, 1998) (q40 a1 ad3).
Si el Jubileo solo comunica ritos para lucrar indulgencias… es porque aún no creemos que Dios está, se manifiesta y acompaña la vida del ser humano, especialmente de quienes, están al margen de todo: la Trinidad se ubica de tal manera al lado del ser humano que ella multiplica por 10 el valor de la humanidad (De Wohl, Louis, 2016, pág. 34).
5. Júbilo memorioso
Durante todo el año 2024, quise acompañar esta contemplación jubilar, por tal motivo, los títulos quisieron compartir la presencia de la Trinidad a lo largo de la vida, y estuvieron precedidos por el “Está y.…”
- es libertad, bendición, aupador orante, inclusión, alianza/salación colorida, compañía brilladora, gracioso apasionado, vida nueva, perceptible, belleza, aire fresco, provocativa, ruptura, proclamación, alteridad, ¿contradictorio?, comparable, transformación, disruptivo, espíritu abierto, sonríe santificando, adviene en 4D, espejo/palabra
- nos honra, genera un nuevo paradigma, pone en medio, anima, cooperamos juntos, se hace profecía, da vuelta, clama contra el ghetto, mirando con amor, vino a servir, en calma, nos recapitula, se acerca, multiplica, reproduce sonrisas, se vincula, somos santos…
Todo ello porque quisimos renovar nuestra vida de fe, creyendo, celebrando y anunciando que “algo/alguien nuevo llegará”. Así, catequéticamente, contemplamos un año desde la fidelidad a la Trinidad y al ser humano (Curia, Christian – Tribuna Vida Nueva, 2024).
Plegaria
Este es el sonido de fiesta no hay más lamento y tristeza,
de muerte a vida, alumbras mis días es tiempo de celebrar.
Tus hijos regresan a casa, se escribe una historia de gracia,
no somos esclavos más hijos amados, es tiempo de celebrar.
Hay júbilo y danza, hay libertad en tu casa
celebración y alegría, pues hoy es un nuevo día… hay júbilo
Ven, ven, ven aún hay lugar, ven, ven, ven déjate amar.
Ven, ven, ven éste es tu hogar, es tiempo de celebrar.
En la casa de mi Padre hay espacio para ti y para mí
El Cielo está de fiesta (y la tierra también) (San Marcos, Miel & Maverick City Musica, 2021)
Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…viviendo esta Navidad, celebrando jubilosos la fe, esperanza, caridad, memoria y alegría. Deseamos que el Misterio de amor que profesamos, celebramos y anunciamos nos transformen en comunidades que multiplican la alegría… y ¡acompañan la vida!
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Bibliografía
Aquino, Tomás de – STh III. (1998). Suma Teológica. Buenos Aires: BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).
Concilio Vaticano II – Dei Verbum (18 de Noviembre de 1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Curia, Christian – Tribuna Vida Nueva. (2024). Obtenido de https://www.vidanuevadigital.com.
Curia, Christian. (2006). En torno a la mesa. Buenos Aires: Claretiana.
Curia, Christian. (2018). La #vida nos da #señales. Buenos Aires: PPC.
De Wohl, Louis. (2016). Luz Apacible. Novela sobre Santo Tomás de Aquino y su tiempo (18 ed.). Madrid: Arcaduz.
Francisco – Bula Jubileo 2025. (09 de Mayo de 2024). Obtenido de https://www.vatican.va
Pastoritti, Soledad – Una fiesta. (2005). Obtenido de https://www.youtube.com
San Marcos, Miel & Maverick City Musica: Júbilo (01 de Septiembre de 2021). Obtenido de https://www.youtube.com