Tribuna

Haciendo eco… con la santidad

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“Busco alguien con quien compartir una aventura que estoy planeando” (Tolkien, J. R. R, 2017, pág. 14)



a. ¿Creemos realmente?

Cada mes o día tienen esos momentos de alegría, tranquilidad, etc. Vivir y convivir nos hace experimentar que la existencia es una aventura maravillosa (Curia, Christian, 2022). Pero también están las experiencias que nos hacen replantear todo porque despertaron inquietudes, crisis, enojos, broncas… Y tantas otras realidades que nos confrontan con nuestras convicciones, ideas y hasta con esas motivaciones que configuran nuestra identidad.

En la vida de fe, pasamos por estas mismas realidades, porque somos humanos que creemos o creyentes que somos humanos. Pero… ¿realmente estamos convencidos de esa unión o identidad, en donde se distingue cada dimensión que no se separan ni confunden? ¿realmente creemos que ser cristiano es ser humano? Por momentos, pareciera que es solo una predicación inconsistente, porque cuando llegan celebraciones que llamamos supuestamente ajenas a la religión, caemos en respuestas que contradicen la fe: 31 de octubre y 01 de noviembre en varios lugares pone en jaque “la fe de la iglesia”, porque nos adherimos a realizar prácticas que poco tienen que ver con la identidad cristiana.

Creemos que Dios:

  • es tres veces santo… pero hacemos una pastoral del disfraz como contrapeso a Halloween.
  • es la fuente de toda santidad… pero la presentamos como algo que “solo algunos pueden” alcanzar.
  • nos crea a su imagen y semejanza… pero para ser como él hay que “vestirse como otro”.
  • es todopoderoso… pero pregonamos que los esfuerzos vencen (holywins).
  • asume lo humano… pero algunos se oponen a la inculturación con un pietismo selectivo (unos signos si, otros no)

Frente a estas situaciones…. ¿realmente creemos en la fe “que nos gloriamos de profesar en Jesucristo nuestro señor”? (Ritual del Bautismo)

b. Don santo

“Santo eres en verdad, fuente de toda santidad, por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu” (CEA – MRC, 2011, pág. 925)

Creemos que Dios participa su ser a la creación, y nos regala todo aquello que constituye su propia identidad, nos hace partícipes de su mismo ser (Concilio Vaticano II – DV, 1965) (#2). La santidad es la evidencia de lo sublime como fuente y cumbre de la vida. Esta experiencia de fe “pone de manifiesto los límites de nuestra condición sensible y, a la par, la superioridad de nuestra naturaleza racional” (Murcia Serrano, Inmaculada, 2008, pág. 16). La presencia de Dios hace relucir la belleza de aquello que es capaz y portadora de ella.

Somos santos porque:

  • estamos creados a imagen y semejanza de aquel que nos creó a su “modo”.
  • la Trinidad es fuente inagotable de bondad, belleza y nobleza que habita en nuestra existencia.
  • Dios nos hace protagonistas de sus dones, potenciando en nosotros nuestra capacidad de él.

Los cristianos creemos que la Trinidad camina “sinodalmente” con la humanidad, haciendo y creando junto con las personas una historia de redención y liberación.

Dios “es concomitante, es decir, que está y actúa en la creación, produce concordancia de espíritu que engrandece y enaltece, donde grandioso y pequeño, sublime y belleza, creador y creatura, etc., están en una relación de distinción, pero no de separación” (Curia, Christian, 2022).

Dios que nos santifica, produce la llamada dilatatio cordis”, es decir, ensanchamiento del corazón en el que el gozo interno se hace visible en la sonrisa y la alegría exteriorizada (Aquino, Tomás de – STh I – II, 1998)(q. 31. a 3, ad. 3).

Es decir, creemos que la santidad es un don y tarea… ¡No un disfraz!

Creemos que Dios comparte su vida y nos invita a vivir a su modo… ¡no nos disfraza de él!, porque ¡él no se disfrazó de humano!

Haciendo Eco Con La Santidad

c. Mundial santidad

Un teólogo alemán expresa que la mística cristiana es una vivencia de “ojos abiertos” (Metz, Johann Baptist, 1996, pág. 26) indicando que así como Dios mira y escucha el clamor de la humanidad, así también los santos contemplamos la realidad con esa mirada para “visitar al enfermo o preso, para vestir al desnudo, para dar beber al sediento y de comer al hambriento” (Mt. 25). Las imágenes de algunos santos son representadas con los ojos como desorbitados mirando hacia el espacio aéreo… los cristianos creemos que Dios se anonada, es condescendiente y se pone al alcance de la mano.

Por esto mismo, recordando las palabras del Concilio Vaticano II sobre los signos de los tiempos, los cristianos somos tales cuando, desde el paradigma de santidad, comprendemos la vida.

Creemos… que Cristo recapitula en él a toda la creación, por eso que todo lo que proviene, sostiene y está en Dios es santo. Por lo tanto, la vida cotidiana, la creación, el cosmos, participan de esta ontológica manera de ser: en la santidad de la Trinidad.

d. Cotidiana santidad

“El creador no se limita a adoptar una posición de trascendente frente a su creación, sino que entra en ella y la sostiene desde dentro, siendo al mismo tiempo trascendente a ella. Inmanencia del Trascendente: esto es el Espíritu Santo” (Gelabert Ballester, Martín, 1997, pág. 63)

Por el solo hecho de existir somos santos… porque creemos que Dios nos hace a su imagen y semejanza. En cada persona, hay indicios y germen de santidad. En esta convivencia diaria descubrimos que somos santos con y para los demás, suscitando y comprendiendo la santidad en los próximos.

La santidad es vivir que Dios es presencia, solidaridad y alegría como decía Frans De Vos y que “se hace connatural a lo largo de toda la vida” (Sobrino, Jon, 2013, pág. 51), que es tan cotidiano, cercano y presente que al compartirlo descubrimos “el gusto de vivir” (Curia, Christian, 2024). La santidad cotidiana está en:

  • la bondad de las personas que miran al mundo con ojos llenos de esperanza, ternura y compasión.
  • en la comensalidad abierta y preparan delicias para agasajar a los visitantes, sea una sopa de verduras, una salsa, unos waffles, unas tapas y unas “cañas” (cervezas) para disfrutar la existencia.
  • quienes embellecen todo cuanto pueden colocando una pequeña flor en el ambiente,
  • quienes construyen una pequeña estructura de metal para que un espacio se vea más lindo,
  • quienes brindan elementos para alegrar la vida de otros,
  • quienes dedican su tiempo a escuchar, conversar, aprender, etc.
  • quienes limpian todos esos ambientes y espacios comunitarios: baños, pisos, ventanales, etc.
  • quienes trabajan día a día y en aquellas personas que lo buscan con todas sus ganas y superando tanta adversidad,
  • quienes solicitan un poco de pan para vivir día a día, en los jubilados que cuentan las monedas para llegar a fin de mes y marchan por una “jubilación digna”, etc.
  • en quienes se animan a dar pasos de humanización y liberación para que las personas vivan de la manera más humana posible y se oponen a viva voz contra los totalitarismos y genocidios (vengan de donde vengan).
  • en los que sufrimos y lloramos, reímos y nos divertimos,
  • en quienes ven conculcados sus derechos y no pueden vivir dignamente…
  • en quienes necesitan y brindan presencia, solidaridad y alegría.
  • en quienes tenemos mediocridades, debilidades, fragilidades…
  • en la vida… no el disfraz de época,
  • en descubrir que la Trinidad sostiene la existencia y está “más cerca que nuestra propia yugular”(Cortés, Julio, 2005) (Sura 50).

Por medio de los testimonios diarios de santidad sin nada más ordinario que sus propias vidas, queremos resaltar el vivir desde, en y para el misterio de Dios, descubriendo que su amor todo lo dinamiza y vitaliza en nuestra cotidianeidad, porque la vida y con quienes compartimos este peregrinar en la tierra, con luces y sombras, logros y fracasos, aciertos y errores, alegrías y tristezas, son signos elocuentes de su santidad.

La santidad es algo tan serio, que la vivimos alegremente y, por eso, no nos disfrazamos de “santos”.

e. Plegaria

Espíritu, Señor y Dador de vida, es bello y noble, pronunciar tu nombre,
porque en ti nos movemos y existimos, porque con tu efusión santificas todo cuanto existe,
desde la salida del sol hasta su ocaso, desde los orígenes hasta el fin de los tiempos.

Espíritu de la recapitulación, es bueno y maravilloso, vivir en concordancia con la propuesta de la Trinidad,
porque ella nos ama, santifica y plenifica, haciéndonos crecer desde el amor hacia los demás.

Espíritu que estás en la vida dando vida, te pedimos que nos ayudes a comprender que la santidad es vivir en Dios. Te damos gracias por tantos signos y señales de la presencia de la Trinidad en el mundo y en nuestra vida cotidiana,
te agradecemos por tantos rostros cotidianos como el de ………………………… que nos hacen vivir en santidad (Curia, Christian, 2022).


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Trabajos citados

Aquino, Tomás de – STh I – II. (1998). ‘Suma Teológica’. CABA: BAC.
CEA – MRC. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – ‘Dei verbum’ (1965).
Cortés, Julio. (2005). ‘El Corán’. Barcelona: Herder.
Curia, Christian. (2022). ‘Una aventura maravillosa’. CABA: PPC – Bonum.
Curia, Christian. (2024). ‘El gusto de vivir. Desde la vida del Resucitado un itinerario pascual’. CABA: Claretiana.
Gelabert Ballester, Martín. (1997). ‘Jesucristo, revelación del Misterio del hombre. Ensayo de antropología teológica’. Madrid: San Esteban.
Metz, Johann Baptist. (1996). ‘El clamor de la tierra’. Madrid: Verbo Divino, Madrid.
Murcia Serrano, Inmaculada. (2008). De Dios y lo sublime. ‘Universidad de Sevilla, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas’ (93).
Ritual del Bautismo (s.f.).
Sobrino, Jon. (2013). Santidad Primordial. ‘Concilium. Revista internacional de teología’ (351).
Tolkien, J. R. R. (2017). ‘El Hobbit’. Buenos Aires: Minotauro.