Tribuna

Haciendo eco… con el Obispo de Roma

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Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles, llena con tu divina gracia, los corazones que creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. (Veni Creator, s. IX)



Querido hermano y pastor:

Al momento de escribirte esta carta, quizás estés transitando la misma sensación que Albino Luciani tuvo y que expresó públicamente por primera vez con el pueblo reunido en la plaza San Pedro:

“Ayer por la mañana, fui a la Sixtina a votar tranquilamente. Nunca habría imaginado lo que iba a suceder” (Juan Pablo I, 1978).

Me tomo el atrevimiento de comunicarme con vos como un hermano que sueña vivir la dimensión eclesial de la fe, desde Jesús, el Viviente, que centrados en el Espíritu que está y sigue animando, nos vemos unidos en la “comunión de los santos” como profesamos en el Credo, y por eso, quisiera compartir 3 ideas, como dice un amigo, o quizás más para crecer juntos en la fe.

1. Nuestro Centro

Seguro esto lo vivís y tenés muy presente en tu vida y en tu ministerio. Y, como dijo un hermano tuyo en el episcopado, “es la familiaridad con Jesús lo que le permite al apóstol ser la fuente de una proclamación histórica sobre él” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 14). Deseo, espero y rezaré para que tu ministerio nos siga comunicando esta familiaridad con Jesús, el pastor bello, porque él “se hace cocinero, sirviente, encendiendo el fuego, cocinando y preparándoles asado y pan” a los apóstoles (Luciani, Albino – Juan Pablo I – Ilustrísimos Señores, 1978, pág. 319).

2. Tu estilo

No quiero imaginarme las cuestiones que tantas películas han plasmado, sobre lo que te sucedió cuando una gran mayoría de tus hermanos te eligieron… Y quizás esté pasando por tu cabeza y corazón, el nombre, la vestimenta, los zapatos, cómo te presentarás al mundo, que estilo usarás, si el que tenía Juan Pablo I que “apartó los folios y, de nuevo, pareció improvisar” (Vian, Giovani Mari, 2022, pág. 91), que dialogaba en sus verdaderas catequesis con niños. O a lo mejor la simplicidad y bonhomía de Juan XXIII. O posiblemente con la pobreza y sencillez que Francisco implementó en su vida y también allí en Roma. O quizás no, y retomes un estilo totalmente del pasado medioevo… En lo personal, esto último, me quitaría un poco más la esperanza de seguir renovando a la Iglesia con  ese “aire fresco” que es el Concilio Vaticano II (Curia, Christian, 2008). Posiblemente tengas el tuyo y nos asombres a todos… Si te puedo pedir algo, y quizás lo escuches o leas, es que tu estilo de ser pastor universal nos recuerde “que Jesús está vivo… Sigue visitando las casas de tantas Martas y Marías de hoy para disfrutar de un almuerzo reparador. Sigue llorando sobre nuestras tumbas como ha hecho frente al sepulcro de Lázaro. Sigue llamando en silencio a los Zaqueos de nuestro tiempo para que restituyan lo que han robado. Sigue teniendo compasión por las viudas… Sigue viendo a las multitudes hambrientas… Sigue gritando a Dios con las víctimas que sufren” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 14)

Te confieso, que me encantaría ese estilo… “gerundiando”, porque es algo que seguimos haciendo con él (Curia, Christian, 2018).

3. Signos de comunión

Muchos de quienes estuvieron en tu lugar tuvieron signos muy elocuentes y que quedaron en la Historia… Algunos mejor no recordarlos, seguro sabés a quienes me refiero, otros han dado una impronta hermosa a la visibilidad de la Iglesia como pueblo de Dios, casa de comunión en donde “todos, todos, todos” tienen su lugar. Desde Pío V que los Obispos de Roma usan la sotana blanca. Él la comenzó a usar para manifestar su “pobreza” evangélica y continuando con su opción religiosa dado que era dominico. Pio X, con sus luces y sombras, abrió el sagrario a la misma iglesia recordando que la “eucaristía no es premio” (Javierre, José María, 1984). Juan XXIII con el Concilio y Pablo VI continuándolo y donando la Tiara (un invento de aquellos que mejor no recordar) y que luego Juan Pablo I, homenajea a ellos dos eligiendo su nombre y rechaza la coronación papal, dando comienzo a la “celebración de inicio del ministerio”. Obviamente, Francisco que, por su cercanía e impacto, será para muchos un referente de los “signos que vos realices”.

En lo personal, te pediría que, como afirmó un obispo, “es la historia de Jesús la que da significado a los símbolos de fe de la Iglesia. A veces la Iglesia es identificada con algunos símbolos doctrinales, éticos, litúrgicos estandarizados o estereotipados, a tal punto que se nos olvida la historia que les da vida” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 57).

Querido hermano y pastor, que continúes con los signos que manifiestan a Jesús y que otros han realizado, será una alegría para todos los cristianos. Y que te animes a dejar caer “las estructuras caducas” será un “Annuntio vobis gaudium magnum”, porque “volver a Jesús puede permitirle a la Iglesia corregir esa impresión de extraneidad que se aplica a sus símbolos y ritos… Separados de la historia de Jesús que los ha originado, los símbolos de la iglesia pueden llegar a contar otra historia, totalmente diferente a la del mismo Jesús” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 57).

4. Iglesias discipulares

Querido hermano, tanto vos como tus colegas en el cónclave, y todos los que estamos esperando conocerte como obispo de Roma, vivimos en una comunidad creyente que tiene tantas diversidades culturales y expresiones comunitarias que sería interminable de detallar. Y eso es hermoso… somos cristianos porque asumimos la diversidad. Ya desde los mismos orígenes Jesús eligió a una variedad de seguidores y cada uno no perdió su impronta. Luego cada comunidad se fue asimilando a la manera humana de vivir, como lo hizo el mismo Jesús…

El ministerio que ahora comenzarás a servir, y quizás ya antes, es maravilloso cuando se vislumbra, discierne y contempla la presencia de la Trinidad en tantas culturas y personas. Pero corre el riesgo, de vivir una especie de ghetto o de casta. Mucho se ha hecho hasta hoy, varios han querido volver a un pasado reciente, ojalá tu estilo y forma de vivir el papado, nos lleve como iglesias a “revisar constantemente su propia fidelidad a Jesús… Nosotros también podemos estar ciegos para Dios y el prójimo por arrogancia, orgullo espiritual y rigidez mental. Si las costumbres y los eclesiásticos son ingenuamente divinizados, pueden convertirse en un obstáculo para la verdadera adoración y compasión” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 36).

Junto con vos, rezaremos para seguir siendo comunidades diversas, inclusivas y sin “papolatría” ni con ningún “ismo” religioso o partidario, para redescubrir la dimensión diaconal y sinodal de todos en la Iglesia.

The Chosen

5. Sin más llaves

Como sabrás en el año 1903, Giuseppe Sarto fue elegido porque la Casa de Austria había “vetado” al posible candidato, por un privilegio medieval. Fue justamente Pío X, quien anuló ese “veto de exclusión” para evitar otra víctima de este artilugio político. A partir de 1905 que ya no hay visiblemente interferencias políticas en la elección de tu servicio eclesial. Vos fuiste elegido con el mismo sistema que se implementa desde 1268… y en donde otros miembros de la iglesia no tenemos participación (laicos, religiosos, diáconos, presbíteros).

Como hermano en la fe, ¿no habrá alguna manera de suprimir este sistema? Y comenzar a buscar uno que, como decía León Magno: “El que ha de estar al frente de todos, debe ser elegidos por todos” (González Faus, José Ignacio, 1992, pág. 47). Quizás en este siglo XXI hay alguna manera para que todos los miembros sean representados.

6. Iglesias narradoras

Por último, en esta oportunidad, deseo y ruego a la Trinidad para que tu ministerio universal nos siga impulsando a ser iglesias que narran las maravillas de Dios en el mundo, la historia de Jesús que nos hace iglesias, que continuemos “entrando en los mundos y en los lenguajes” de quienes compartimos la vida (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 59). Y que, con parresia, seamos capaces de denunciar o reclamarte con caridad fraterna, si en algún momento de tu ejercicio se conculca, cancela o suprime alguna historia en función de un relato.

Ser una iglesia pobre para los pobres, como dijo Juan XXIII y retomó Francisco, nos exige a todos, todos, todos ser oyentes y profetas que denuncian posturas homogéneas o cuando “los dictadores, para conservar sus regímenes, censuran y reprimen todas las historias que denuncian corrupción, desvíos e imponen una historia oficial” (Tagle, Luis Antonio, 2014, pág. 51).

Querido hermano, Obispo de Roma, escribo esta carta casi temblando como diría Albino, pero lo hago uniéndome a la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Jesús, que vive, reina y nos ama para siempre.

Deseo que siendo felices desde la Pascua continuemos anunciando la alegría del Evangelio. ¡Gracias por tu aceptación! Rezamos por y junto a vos… Con fraternal abrazo, un hermano en Jesús.

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Trabajos citados

Curia, Christian. (2008). ‘Un poco de aire fresco. Bases para la espiritualidad del Catequista’. CABA: Claretiana.
Curia, Christian. (2018). ‘La #vida nos da #señales’. CABA: PPC.
González Faus, José Ignacio. (1992). ‘Ningún obispo impuesto (San Celestino, papa). Las elecciones episcopales en la historia de la Iglesia’. Madrid: Sal Terrae.
Javierre, José María. (1984). ‘Pío X’. Madrid: Sociedad de Educación.
Juan Pablo I – Ángelus (1978).
Luciani, Albino – Juan Pablo I – ‘Ilustrísimos Señores’. (1978). Madrid: BAC.
Tagle, Luis Antonio (2014). ‘Hablar de Jesús. Palabra – Comunión – Misión’. CABA: Claretiana.
Veni Creator (s. IX).
Vian, Giovani Mari. (2022). ‘El Papa sin corona. Vida y muerte de Juan Pablo I’. Madrid: BAC.