Tribuna

Haciendo eco… con el Concilio Vaticano II

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“Si quieren meterse dentro de la música y la fiesta, hay algo que nada cuesta, nadie tiene que esperar. Para llamar en la puerta donde vive la alegría, que es lo que todos querían pronto lo van a encontrar… Juntos podemos llegar” (Rodríguez, José Luis & Rivera, Carlos – Agarrense de las manos, 2021)



Querido Concilio:

En estos días tu nombre volvió a ser mencionado como “eco” y continuidad por el obispo de Roma, León XIV. Lo hizo delante de quienes fueron sus electores y acompañan en la guía y orientación de las comunidades cristianas: “Euisiera que renováramos juntos, hoy, nuestra plena adhesión a ese camino, a la vía que desde hace ya decenios la Iglesia universal está recorriendo tras las huellas del Concilio Vaticano II” (León XIV, 2025), evocando a este Pentecostés del siglo pasado.

1. Inicios

Todo comenzó en aquel día del invierno europeo cuando un ser humano pequeño, regordete y que muchos habían considerado de transición, con su bonhomía y serenidad, nos invitaba a todos a realizarte: 25 de enero de 1959. A solo tres meses de haber sido elegido obispo de la Ciudad Eterna, nos lanza a un camino de “aggiornamento” para todos y, así emocionado, citando a León Magno, quería que vos te hicieras realidad en la vida cristiana (Juan XXIII, 1959). Ese ser humano, vos lo conoces bien y lo amas con predilección, es Juan XXIII, el Papa Bueno. Con él comenzó tu experiencia para que seas “un poco de aire fresco” (Curia, Christian, 2008) y quitar “el polvo imperial” (Casiello, Beatriz, 1986).

Luego llegaron los días de preparación desde 1961 para hacerte realidad, en donde nos recordaba que en el centro de la Iglesia está la “presencia siempre viva y actuante de Jesús” y como ella, es un rostro humano expertas en humanidad:

Será ésta una demostración de la Iglesia, siempre viva y siempre joven, que percibe el ritmo del tiempo, que en cada siglo se adorna de nuevo esplendor, irradia nuevas luces, logra nuevas conquistas, fiel a la imagen divina que le imprimiera en su rostro el divino Esposo, que la ama y protege, Cristo Jesús (Juan XXIII – HS, 1961)

Así llegamos a ese día tan esplendoroso, en donde como peregrinos, obispos de rito romano, de oriente, peritos, testigos, religiosos y hasta laicos. ¡Si laicos! Conocimos a uno de ellos, Juan Vázquez, de la diócesis de Lomas de Zamora, en Argentina que participó. Ellos, y todos los que rezaban comenzaron a celebrarte aquel 11 de octubre de 1962, para ser iglesias alegres y que se gozan en tu realización, como comunidades festivas, que dejan de lado la “severidad” para usar la “medicina de la misericordia” (Juan XXIII – GME, 1962). Fue una invitación a olvidarnos de la mentalidad de profetas de calamidades, para ser profetas que contemplan la historia como signos de los tiempos, en donde la Trinidad continúa manifestándose. Fue el primer Papa en salir de Roma, luego de tantos años.

Incluso, en su pascua, nos invitaba a ser continuadores tuyos y así, el 03 de junio de 1963, partía junto para abrazar al Padre con su calidez de pastor, porque en la Iglesia todo había cambiado:

“Había que abrir las puertas de la Iglesia y provocar una corriente de aire. Presentíamos que con él muchas cosas iban a ser posibles. El anuncio del Concilio nos llenó de una gran alegría… daba a la Iglesia un nuevo rostro de humanidad y de comprensión. El miedo y la intransigencia cedían paso al diálogo y la apertura. El Papa, quería el bien de su pueblo y recordaba que el futuro era de los humildes” (Gaillot, Jacques, 1970, pág. 24. 27).

2. Desarrollo

Querido y admirado Concilio, en estos días desde la pascua de Francisco y la elección de León, medito en mi corazón una experiencia casi similar con la que sucedió con vos, ahora en pleno Jubileo. En tu época, quien te había iniciado partía y era elegido otro para continuar con alegría. ¡Rezaremos para que se puedan dan frutos similares!

Fue en 1963 elegido obispo de Roma, Pablo VI. Piloto en tormenta e intenta continuar tu celebración. Obviamente con su estilo e impronta. Fue obispo de la ciudad eterna desde el 21 de junio de 1963 hasta el 6 de agosto de 1978.

Mientras continuaba con tu desarrollo, se firmaron las Constituciones, Declaraciones y decretos (CVII – Documentos, 1965). Cada uno de ellos tiene una riqueza que sería irrespetuoso resumirlos en esta columna. Simplemente, si me permitís, me atrevería a mencionar a la Constitución pastoral: Gaudium et spes sobre el ser Iglesia en el mundo contemporáneo. Un documento que rompe la lógica de dualismo combativo y apologeta. ¡Somos iglesia, somos en el mundo!, expresión que Juan Vázquez había pronunciado y que luego un querido obispo hará eco en ese libro tan profundo sobre los laicos (Pironio, Eduardo Francisco, 1986).

Ya han pasado 60 años… toda una vida. Pablo VI dio grandes indicios de que quería aplicarte con su primera encíclica sobre el diálogo (Pablo VI – ES, 1964), los primeros sínodos que se comenzaron a celebrar: sobre la Evangelización (1975) y la Catequesis (1977). Te puedo hacer una pregunta, como catequista: ¿por qué no se volvió hacer otro sínodo sobre el ministerio de la catequesis?

Con los primeros viajes del obispo de Roma fuera de Europa… un signo muy elocuente de una iglesia en salida. Pero hubo algo que nos impactó a todos, quienes lo vieron en vivo y en directo, y aquellos que lo aprendimos luego: el abrazo entre hermanos en la misma fe de los Patriarcas de Oriente y Occidente donde se levantaron la excomunión que venía desde 1054 (Atenágoras & Pablo VI – Abrazo, 1964). ¡Cómo olvidar ese gesto y el que tuvo cuando donó su tiara para los pobres! (Vida Nueva, 2024).

3. Continuidad

Querido y formativo Concilio. Quizás no te enteraste, porque vos ya habías sido clausurado. Luego que Pablo VI, retornara a la Casa del Padre, vino un pequeño, sencillo y alegre pastor a la Iglesia universal. Apenas fue elegido, conmocionó a todos. Primero por el nombre: Juan Pablo I, porque tuvo en cuenta a los papas que te llevaron a cabo (Juan XXIII y Pablo VI). Segundo, porque rechazó la coronación papal… y fue el único que no tuvo, no quiso ni usó ese signo desdichado que simbolizaba a otra iglesia y quiso comenzar con la “Celebración de inicio del servicio pastoral”. Tercero, porque quería continuar con vos como lo dijo constantemente en alocuciones y discursos. Cuarto quiso dejar de usar la silla gestatoria, pero le aconsejaron que continuara para que la gente lo pudiera ver… la uso pocas veces. Cuarto, porque iba a fondo con la reforma del sistema curial y tuvo encontronazos con ciertos personajes funestos que estaban en el Vaticano como Lucio Gelli, Michele Sindona, Paul Marcincus, la mafia P2 y el fatídico Banco Ambrosiano. Todo esto, cuentan algunas biografías, fueron la causa de su pronta muerte… ¡Gracias a Dios, a vos y a Francisco, fue beatificado hace poco tiempo!

CVII

4. Perdón y resurgimiento

Querido hermano Concilio, después de tu clausura pasó de todo en la Iglesia. Y lamentablemente, muchos te echaron la culpa de sus malas decisiones, mediocridades, cobardías e interpretaciones. Esto llevó a que ciertas autoridades eclesiásticas comenzaran a desprestigiarte y no a quienes habían cometido esas imprudentes acciones. Con el pasar de los años estas timoratas autoridades, vieron la oportunidad de restaurar lo que vos habías dejado atrás. Fue así que resurgieron, ritos medievales, recursos del siglo XVI, posturas de cancelación especialmente con la teología de la Liberación y sus exponentes, investigaciones secretas y prohibiciones a quienes se animaban a reprochar a esas jerarquías que se iban alejando de tu legado. Perdón, porque a veces en el fragor de la pasión, hemos manchado o disminuido tu valor histórico. Sin embargo, durante este tiempo hubo cristianos que clamaron contra el ghetto (Perea , Joaquín & González Faus, José & Torres Queiruga, Andrés & Vitoria, Javier, 2012), que bregaron por una apertura eclesial (Küng, Hans,, 2004), que quisieron romper el largo invierno eclesial como dijo Karl Rahner y fue expuesto tan sabiamente (Codina, Víctor, 2006).

Por ello mismo, te pido perdón, porque por unos pocos, muchos te empezaron a mirar con recelo y no pudieron ver, contemplar y aprender de tu riqueza teológica, eclesial e histórica.

5. Entre primaveras

Querido y respetado Concilio, ya en el invierno suele llegar la primavera… Y así sucedió. La memoria de esos hermanos que sostuvieron la llama ardiendo, hicieron que desde el 2013 tu vida, historia, enseñanza, perspectiva recomenzaran a tener un lugar destacado por quien fue el Obispo de Roma hasta el 21 de abril de 2025: Francisco.

Comenzó, el 13 de marzo de 2013, con un gesto conciliar: “Pueblo y obispo, rezando juntos, pidió al pueblo de Dios que lo bendijera, quiso hacer “una iglesia pobre para los pobres” como ya había dicho Juan. Continuó con la sencillez de Pablo y la “humilitas” de Albino Luciani (Juan Pablo I – escudo, 1978).

Siguió con los viajes y, especialmente con vos, en cada jubileo que estableció lo hizo con fechas sobre tu aniversario: 2015 el jubileo de la Misericordia (Francisco – MV, 2015) y este jubileo de la Esperanza (Francisco – SNC, 2024).

6. Gratitud

Querido Concilio, soy de la generación que no te vivió, de quienes te conocimos en el invierno eclesial y aún en ese contexto hiciste eco de la Buena Noticia. En mi caso, tuve la hermosa experiencia de conocerte “gerundiando”, porque mientras revivíamos estábamos aprendiendo, mientras te recordábamos estábamos celebrando, y cuando nos formábamos íbamos configurando nuestro ser cristiano con tus intuiciones: aggiornamento, colegiabilidad, ressourcement, ir a las fuentes, estar en el mundo y dialogando. Todo ello no era “teoría” sino vida por medio de tantos rostros, especialmente de Frans De Vos, que estuvieron haciéndote eco. De él ya he comentado en otras columnas, y fue un testigo apasionado tuyo (Curia, Christian – Alguien nuevo llegó, 2024).

Gracias porque fuiste, sos y serás ese giro eclesiológico, pastoral, teológico, antropológico para ser ‘ecclesia semper reformanda in capitis et in membris’ (Iglesia debe ser reformada siempre, tanto en sus miembros como en su cabeza).

Perdóname, la extensión, pero cada vez que hablo de vos o tengo que compartir algo tuyo, se conmueve todo mi ser, me emociono y lo que digo o escribo son simples balbuceos.

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Trabajos citados

Atenágoras & Pablo VI – Abrazo. (5 de enero de 1964).
Casiello, Beatriz. (1986). ‘Metodología Catequística’. CABA: Guadalupe.
Codina, Víctor. (2006). ‘Sentirse Iglesia en el invierno eclesial’. Barcelona: Cristianismo y Justicia.
Curia, Christian – Alguien nuevo llegó (30 de agosto de 2024).
Curia, Christian. (2008). ‘Un poco de aire fresco. Bases para la espiritualidad del Catequista’. CABA: Claretiana.
CV II – Documentos. (1965).
Francisco – ‘Misericordiae Vultus’ (11 de Abril de 2015).
Francisco – ‘Spes non confundit’ (09 de mayo de 2024).
Gaillot, Jacques. (1970). ‘Una iglesia que no sirve, no sirve para nada’. Santander: Sal Terrae
Juan Pablo I – escudo (1978).
Juan XXIII – Solemne Apertura del CV II  (11 de 10 de 1962).
Juan XXIII – ‘Humanae Salutis’ (1961).
Juan XXIII. Sínodo, Concilio Ecuménico y Código Derecho Canónico (25 de enero de 1959).
Küng, Hans,. (2004). ‘Libertad conquistada, Memorias’. Madrid: Trotta.
León XIV. Discurso al Colegio Cardenalicio (10 de mayo de 2025).
Pablo VI – ‘Ecclesiam Suam’ (06 de agosto de 1964).
Pablo VI, Discurso de clausura CVII (8 de Diciembre de 1965).
Perea , Joaquín & González Faus, José & Torres Queiruga, Andrés & Vitoria, Javier. (2012). ‘Clamor contra el gueto. Textos sobre la crisis en la iglesia’. Madrid: Trotta.
Pironio, Eduardo Francisco. (1986). ‘Diálogo con laicos’. Buenos Aires: Patria Grande.
Vida Nueva. (2024).