Tribuna

Al paso de las personas LGTB

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En los últimos meses, el Santo Padre ha hablado varias veces sobre el enfoque pastoral de la Iglesia hacia las personas LGTB en distintos lugares. Dependiendo de las simpatías de cada uno, las declaraciones del papa Francisco pueden parecer un soplo de aire fresco; para algunos, pueden representar un escándalo; y, para otros, sus posiciones pueden parecer confusas o incluso contradictorias.



En mi opinión, el Papa está creando un espacio muy necesario para las personas LGTB en la Iglesia católica, con algunos límites claros. Pero incluso con esos límites, es un espacio mucho más amplio de lo que cualquiera de sus predecesores hubiera tolerado.

Algunos comentarios recientes de Francisco ponen de relieve esta nueva realidad. Recientemente, habló con los jesuitas de Eslovaquia durante su viaje pastoral a ese país y afirmó la necesidad de una “atención pastoral a las parejas homosexuales”, al tiempo que expresó su oposición a la “ideología de género”.

Durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Eslovaquia, dijo: “si una pareja gay quiere llevar una vida juntos, los Estados tienen posibilidad de apoyarles civilmente, con el tema de la salud, de la herencia…”. En la misma respuesta, también afirmó la postura tradicional de la Iglesia católica sobre el matrimonio: en la Iglesia, es un sacramento reservado a un hombre y una mujer.

Y hace unos meses, en una carta dirigida a mí con motivo de la Conferencia de Pastoral Católica LGTBQ, animó a quienes atienden al “rebaño” LGTB (utilizó la palabra española feligresía) a acercarse a estas personas con el “estilo de Dios”, que describió como la incorporación de “cercanía, compasión y ternura”.

En esencia, el papa Francisco está animando a la Iglesia a acompañar pastoralmente a las personas LGTB, lo que significa tratarlas con el “respeto, la compasión y la sensibilidad” que pide el Catecismo de la Iglesia Católica; escuchar sus variadas experiencias; ayudarles a sentirse más acogidos en su propia iglesia; y apoyar a las personas y grupos que les atienden en parroquias, escuelas y otros lugares.

Y ha demostrado que está siempre dispuesto a ponerse de su lado contra la homofobia. En anteriores ruedas de prensa, Francisco dijo que las personas LGTB nunca deberían ser expulsadas de las familias y que Jesús nunca diría “aléjate de mí” a una persona gay. Como gran parte de su enfoque pastoral en general, su acercamiento a las personas LGTB puede caracterizarse con la palabra “acompañamiento”.

“Ideología de género”

El enfoque del papa Francisco está matizado por su desconfianza en la ideología de género –cuyos detractores dicen que impone elementos ideológicos a las personas y les anima elegir o cambiar de género–, así como por su énfasis en las enseñanzas tradicionales sobre el sacramento del matrimonio. El papa Francisco, que se opone a las ideologías en general por ser “abstractas” y, por lo tanto, separadas de las experiencias vividas por las personas, calificó de “peligrosa” la “ideología de género” en su discurso a los jesuitas eslovacos.

La Congregación para la Educación Católica del Vaticano ha sostenido que “culmina con la afirmación de la completa emancipación del individuo de cualquier definición sexual dada a priori, y la desaparición de las clasificaciones consideradas demasiado rígidas”.

El espacio que ha labrado, pues, incluye la atención pastoral de las personas LGTB en la Iglesia y la aceptación de las parejas del mismo sexo en la esfera social, sin olvidar las normas sobre el matrimonio sacramental y su posición sobre la “ideología de género”.

Permítanme hablar de dos aspectos notables de este nuevo “espacio”.

En primer lugar, las palabras siempre alentadoras del Papa para las parejas del mismo sexo en uniones civiles y su deseo no solo de apoyar las protecciones legales, sino de acompañarlas pastoralmente, es, como poco, revolucionario. Contrasta ese enfoque con la reciente descripción de Benedicto XVI del matrimonio entre personas del mismo sexo como una “distorsión de la conciencia” y el comentario del papa emérito en 2012 de que “amenaza el futuro de la propia humanidad”.

El apoyo del papa Francisco a la protección legal de los matrimonios del mismo sexo también plantea un desafío para la Iglesia en países cuyas leyes y costumbres se oponen violentamente a cualquier tipo de aceptación de las personas LGTB. Un libro reciente de Mark Gevisser titulado The Pink Line (La línea rosa) ofrece una visión exhaustiva e impactante de las barreras que impiden a las personas LGTB vivir en paz en muchas partes del mundo. El libro de Gevisser detalla las palizas, el acoso y la violencia a la que se enfrentan las personas LGTB –especialmente las parejas– obligados algunos a huir de sus países como refugiados. Por lo tanto, las palabras del Papa, que pueden parecer tibias en Occidente, no lo son en otros lugares.

El estímulo de Francisco para llegar pastoralmente no solo a las personas LGTB sino, como dijo a los jesuitas eslovacos, a las “parejas homosexuales”, también contrasta con la práctica de muchas instituciones en Estados Unidos, a menudo con el estímulo de los propios obispos, de despedir a los empleados que están casados con personas del mismo sexo. Despedir a las personas, privándolas de su sustento y apartándolas de sus puestos, a menudo de larga duración, dentro de sus comunidades, es lo opuesto al “cuidado pastoral”.

Sin orientación filosófica

La cuestión de la “ideología de género” es más complicada. Es un término notablemente amorfo que parece tener tantas definiciones como oponentes. Pero, en general, ha llegado a significar cualquier enfoque filosófico o, más ampliamente, intelectual que cuestione los roles tradicionales de sexo o género. Así que se considera, de nuevo, una “ideología”.

La realidad de las experiencias vividas por las personas LGTB parece más compleja. La gran mayoría de las personas LGTB, especialmente las transexuales, dicen que no responden a ninguna “ideología” filosófica o política, sino que viven lo que creen ser, a menudo bajo la más severa persecución. Como dijo Luisa Derouen, una hermana dominica que trabaja con personas transgénero desde 1999, en un correo electrónico: “Las personas transgénero experimentan una condición neurobiológica que es compleja. Es su experiencia vivida, pero no la han elegido ellos”.

Enfoque pastoral

O como dijo el reverendo Ray Dever, diácono y padre de un niño transgénero, en un artículo publicado en U.S. Catholic: “Cuando oigo declaraciones sobre una ‘ideología de género’, simplemente no me suenan. Cualquiera que tenga alguna experiencia significativa de primera mano con personas transgénero se sentiría desconcertado por la sugerencia de que las personas trans son de alguna manera el resultado de una ideología. Es un hecho histórico que mucho antes de que hubiera programas de estudios de género en cualquier universidad o de que se pronunciara la frase ideología de género, las personas transgénero estaban presentes, eran reconocidas e incluso valoradas en algunas culturas de todo el mundo”.

El enfoque pastoral del Papa, por tanto, puede verse como uno que busca ofrecer cuidado, acogida y acompañamiento, dentro de ciertos límites. Pero el espacio que ha creado es mucho mayor que el limitado espacio que le permitieron sus predecesores. El enfoque de Francisco, tal y como yo lo veo, expresa mucho mejor y se asemeja a la “cercanía, compasión y ternura” de Dios hacia una comunidad de personas que son nuestros hermanos y hermanas.

A la Iglesia católica le queda mucho por hacer, pero el papa Francisco nos invita a caminar siempre en la dirección correcta.

*Artículo cedido por el autor. Traducción de Vida Nueva

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