Tribuna

Adiós a Pedro Casaldáliga, poeta y profeta de la opción por los pobres

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En la mañana de este 8 de agosto la Prelatura brasileña de São Félix do Araguaia, los misioneros claretianos y los agustinos confirmaban en una nota conjunta la muerte del obispo español Pedro Casaldáliga a los 92 años de edad, en la Santa Casa de Batatais ubicada en el Estado de São Paulo, una estructura hospitalaria de los claretianos, a donde había llegado el pasado 4 de agosto, transferido desde São Félix do Araguaia en una Unidad de Terapia Intensiva aérea.



Un corazón lleno de nombres

Desde hace varios días, con el agravamiento de la salud de Casaldáliga por problemas respiratorios y por el parkinson primero en São Félix do Araguaia, y luego, en estos últimos días, en Batataishan circulado por las redes sociales múltiples testimonios del profeta y poeta de la opción por los pobres.

También se viralizaron algunas frases suyas:

Al final del camino me dirán:

Y tú, ¿viviste?, ¿amaste?

Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres.

Los “nombres” de los testigos de la revolución de la esperanza, de la gesta liberadora que Pedro trajo a las tierras rojas de São Félix do Araguaia y a la Iglesia brasileña –por no decir que a la Iglesia latinoamericana y mundial– están dispersos en todos los continentes. 

El misionero español Pedro Casaldáliga

El misionero español Pedro Casaldáliga

Piedra de esperanza

Misioneros, pastoralistas, catequistas, Comunidades Eclesiales de Base, todos Pueblo de Dios, así como millares de hombres y mujeres de buena voluntad, hemos sido marcados por el testimonio profético del poeta de la liberación. Pedro ha sido nuestra “piedra de esperanza“, como señaló Waldir Augusti. “Y el poder de la muerte nunca podrá vencerla”, como reza el evangelio de Mateo.

“Yo moriré de pie, como los árboles”, nos recordó en uno de sus poemas en el que concluía:

Yo diré a mis palabras:

No mentía gritándoos.

Dios dirá a mis amigos:

Certifico que vivió con vosotros

esperando este día.

De golpe, con la muerte,

se hará verdad mi vida.

¡Por fin habré amado!

La Iglesia de los pobres celebrará la Pascua de Casaldáliga renovando su vocación profética en defensa de los últimos y de la hermana-madre Tierra, ante las graves amenazas que se han acentuado en este tiempo de pandemia.

La primera misión del obispo es ser profeta

Hace casi cincuenta años –el 10 de octubre de 1971, para ser exactos– cuando asumió la Prelatura de São Félix do Araguaia, y con motivo de su primera Carta Pastoral sobre la misión de la Iglesia en la Amazonía en medio de la marginación social y el conflicto con los terratenientes, Pedro trazó la ruta de su compromiso episcopal con los pobres:

Si la primera misión del obispo es la de ser profeta, y el profeta es la voz de los que no tienen voz, yo no podría, honestamente, quedarme con la boca callada al recibir la plenitud del servicio sacerdotal.

Su legado –que incluye más un centenar de obras, decenas de entrevistas y algunos filmes– sabe a coraje, a parresía, a ecología integral –anticipándose a Laudato Si’–, a profetismo en el despojo de sí para entregarse hasta las últimas consecuencias abrazando la causa de los pobres.

El nombre de Pedro Casaláliga se inscribe este 8 de agosto en el libro de los testigos de la liberación que han dado su vida por la causa de Jesús de Nazaret desde su opción radical por los pobres. En este libro también están registrados los nombres de otros pastores latinoamericanos como Óscar Arnulfo Romero, Enrique Angelelli, Leonidas Proaño, Hélder Câmara, Luciano Mendes de Almeida y José Maria Pires. Estos tres últimos, fallecieron un 27 de agosto –de 1999, 2006 y 2017, respectivamente–.