Editorial

IX Conversaciones PPC: Abrazar la enfermedad mental

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En torno al 34% de la población española tiene algún problema de salud mental, con la ansiedad y la depresión como diagnósticos más comunes, junto a la esquizofrenia y la bipolaridad. Además, planea la estigmatización social sobre quien sufre algún trastorno y todavía son escasos los recursos destinados, con una respuesta excesiva desde lo farmacológico y no tanto desde el acompañamiento psicosocial.



En este contexto, el jueves 22 de mayo se desarrollaron en Madrid las IX Conversaciones PPC, organizadas por la editorial y por el Instituto Superior de Pastoral. El “Yo os aliviaré” (Mt 11, 28), con el que Jesús abraza a una humanidad cansada y agobiada por sus heridas interiores, ejerció de lema para un foro que analizó los desafíos que se le presentan a la Iglesia en medio de una sociedad que continúa descartando a quien sufre cualquier patología.

Incluso en los propios ambientes cristianos, continúa siendo un tabú. O peor aún, en no pocas ocasiones, se ofrecen recetas espiritualoides a modo de pseudoterapias de impacto o con erradas soluciones milagreras, cuando lo que se precisa es una respuesta verdaderamente integrada e integradora desde la psicología y la psiquiatría, que vaya de la mano de lo afectivo y lo espiritual.

Cristo fue el primero en plantar cara a los ‘demonios’ de todo aquel que se encontraba en el camino, devolviendo la dignidad a la persona frente a cualquier intento de discriminación. Desde su impronta, a lo largo de la historia han brotado no pocos carismas que han demostrado ser pioneros en la atención a quienes padecen problemas de salud mental, con una predilección por los más vulnerables, que además están en situación de calle, se encuentran en prisión…

Ana Medina y Miguel Ángel Fernández en el marco de Conversaciones PPC sobre salud mental

Por eso, ahora más que nunca, la Iglesia está llamada a situarse en la vanguardia de la pastoral de la salud, ofreciendo todos los recursos a su alcance desde una perspectiva humanizada y humanizadora, que aúne profesionalidad y misericordia. No puede mirar para otro lado ni enredarse en otras batallas estériles. En medio de este Año jubilar que atraviesa su ecuador, urge ofrecer razones para la esperanza, con proyectos concretos que hablen de una implicación de toda la comunidad frente a esta epidemia silenciosa.

Hospital de campaña

No estaría de más crear en cada parroquia y en cada obra apostólica un ‘hospital de campaña’ que sea detector de estas dolencias invisibles, a través de espacios de escucha que permitan rescatar tanto al joven con tendencias suicidas en los espacios escolares como salir al encuentro del adulto superado por el estrés, o del mayor en soledad. Solo así, desde este compromiso real, se pueden hacer realidad las bienaventuranzas de la salud mental.

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