Editorial

Al rescate de los pensionistas

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Los pensionistas se echan a la calle. La irrisoria subida anual, que se traduce en poco más de dos euros en el mejor de los casos, hace que la precariedad se instale entre los mayores, sostén de muchas familias durante una crisis cuyas secuelas parecen cronificarse y acentuar su vulnerabilidad. Está claro que en un país que solo cuenta con dos personas en activo por cada pensionista, resulta francamente complicado plantear alternativas sostenibles al actual sistema. Pero eso no justifica el inmovilismo del Gobierno ni entrar en los juegos malabares electoralistas de la oposición con promesas irreales.

Una vez más, la Iglesia se escapa de estos cantos de sirena para aterrizar en la realidad y salir al rescate de tantos mayores solos que no pueden llegar a fin de mes. Sin embargo, ni Cáritas ni el resto de entidades eclesiales con un trasfondo social, pueden ni deben sustituir al Estado. De ahí que los católicos –y no solo los jubilados– estén llamados a movilizarse para exigir a los responsables políticos que aborden con madurez una cuestión que pone en juego no solo el descarte de los mayores y envejecer con dignidad, sino lo que somos y valoramos como sociedad.

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