Ianire Angulo Ordorika
Profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola

Un nuevo ‘nosotros’


Compartir

Esta semana ha sido bastante convulsa en España. Tránsfugos, mociones de censura, dimisiones… No soy analista política y me pierdo es estos temas, pero me llamó la atención un tweet de alguien que entiende mucho más que yo de estas cuestiones. Decía que si una cosa quedaba clara ante esta situación era que en este país no se sabe gobernar en coalición. No sé si es cuestión de historia o de costumbres, pero los datos parecen confirmar esta afirmación. Y me da, además, que esto desborda con mucho el ámbito político. Tengamos o no una responsabilidad social, hemos de reconocer que nos cuesta hacer “con otros”. ¿O acaso alguno de los que está leyendo no ha sacado adelante un trabajo en equipo repartiéndose la tarea?



Construir juntos

Confesémoslo: a todos se nos da mucho mejor la suma de individualidades que la complejidad que implica generar juntos algo nuevo, por más que esto último resulte mucho más enriquecedor. Llevar adelante un proyecto con otros es siempre un esfuerzo extra. Implica escuchar y acoger posturas con las que no se comulga, renunciar a llevar adelante los planes como tú quisieras, invertir mucho más tiempo en ponerse de acuerdo y en decidir cómo actuar y, sobre todo, compartir una meta que todas las partes busquen alcanzar. Si el ego de los implicados hace imposible ponerse en un segundo plano o si el objetivo, en vez de ser el bien común, es algún otro interés o, todo se hace muy difícil.

Quizá sea ingenuo pensar que vamos a experimentar de manera natural eso que Lucas proponía como el ideal de la comunidad creyente al afirmar que todos tenían “un solo corazón y una sola alma” (Hch 4,32). Pero, por más que sea una tarea ardua, en el ADN del cristiano está esta invitación a construir con otros y edificar con ellos una humanidad más parecida al sueño de Dios. Aunque nos parezca que los demás están en nuestras antípodas, seguro que somos capaces de hallar un punto de encuentro con ellos si lo buscamos y lo rebuscamos. Si todos apostamos por ello, ese lugar común puede transformarse en el punto de apoyo necesario para ir cambiando la suma de “yoes” a favor de un nuevo “nosotros”. Quizá así, en pequeñito, podamos hacer patente que sí se puede trabajar en equipo, por más que nuestros políticos no sepan hacerlo.