Rafael Salomón
Comunicador católico

¿Un adolescente involucrado en actividades ilícitas?


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¡Niño sicario! No es ningún personaje de película, es la noticia que debería estremecernos como sociedad y por supuesto como seguidores de Jesucristo; parece que nada nos sorprende y que la violencia se ha convertido en parte de nuestra vida, la hemos normalizado. Imagine que está usted caminando sin preocupación alguna y se cruza en su camino con uno de estos niños sicarios, no lo va a asaltar, lo va a secuestrar, pedirá grandes sumas por su rescate y en caso de no tener el dinero que exige a sus familiares, su vida penderá de un hilo y del gatillo de un niño de 15 años.


No debería ser así y personalmente me sigue sorprendiendo la realidad, es mucho más cruel que la ficción. En esta ocasión se trata de un adolescente de apenas 15 años, quien estaba involucrado en actividades ilícitas, pero no en delitos menores (de por sí, a esa edad ya es un escándalo). Estamos hablando de un profesional del crimen, con tan pocos años desarrollaba una actividad de un verdadero capo.

Aquí un poco acerca de la noticia: “La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de Tabasco ha detenido este domingo a un niño de 15 años apodado en el parte oficial como ‘El niño sicario’, vinculado con delitos de secuestros, asesinatos y venta de droga en el estado, según han informado medios locales”. (Fuente: El País, 13 octubre 2025)

¿Qué estamos haciendo con la infancia?

Algo como sociedad está impactando de manera negativa a las nuevas generaciones, los mensajes y medios de comunicación están favoreciendo la actividad delictiva en los más pequeños, algunos de estos pequeños crecen sin valores, carentes de guía y alejados de Dios. Estamos hablando de una generación que aspira al dinero fácil y a los placeres efímeros, inspirados por un estilo de vida engañoso y alejado de lo que realmente implica ser un sicario.

 

Niño sicario

Detención del ‘Niño sicario’. Foto: Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco

Desafortunadamente estas historias se repiten en todo el mundo y es por eso que, debemos tomar en cuenta que algo estamos haciendo mal como sociedad al destruir de manera sistemática el desarrollo integral de la infancia en el mundo.

“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”. San Mateo 18, 6-9.

¿Estamos acaso frente al final de la inocencia?

Imponiendo antivalores como algo aspiracional, causando dolor como si se tratara de un simple juego. Niños que están haciendo el mal, afectando a las personas, divirtiéndose con el sufrimiento ajeno al ser insensibles a la muerte ¿qué es lo que están aprendiendo estas nuevas generaciones? Tal vez no ha sido buena idea dejarlos tan libres en todas sus acciones, porque muchos de ellos están acabando con sus vidas cumpliendo un objetivo peligroso, convertirse en maleantes a muy temprana edad.

“El reclutamiento de menores de edad por parte de carteles y células delictivas es una dolorosa realidad que no cesa en el país”. (Fuente: El País, 13 octubre 2025). El crimen organizado ha alcanzado niveles alarmantes, no podemos quedarnos callados, no debemos permitir que nuestra infancia se siga contaminando con tanta maldad; sin duda, estos niños deberían estar estudiando, practicando algún deporte o aprendiendo un oficio para ganarse la vida honradamente, pero la realidad es otra.

Están aprendiendo a usar armas, se les está adoctrinando para matar sin piedad y obtener grandes sumas de dinero como su último fin. Ya es un problema y una terrible verdad. Esta es la realidad, más allá de la ficción y por cierto, en esos ambientes el amor de Dios se ha hecho presente y ha transformado la vida de quienes han decidido cambiar, eso también es real.