José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Rigorismos en misa


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MIÉRCOLES

Fin de la Permanente. Vuelta a casa. Parece que hay trabajo imposible de delegar para no quedarse al congreso de la Pablo VI… Los que sí lo hacen, redescubren a un Manuel Pizarro que, al final de su discurso, deja a un lado al economista y al académico para compartir su particular ‘lectio divina’. En ocasiones dice sentirse como el joven rico, que sabe que no es capaz de vivir en plenitud el seguimiento de Jesús. Sin embargo, frente a la sensación de derrota por no responder con la radicalidad que propone el Maestro, se identifica más con el arrojo de Zaqueo en el sicomoro o la permanencia de José de Arimatea. “Siempre he procurado vivir como un cristiano”, añade.



JUEVES

Situación más que incómoda en la grada. Por ver a una ministra y a un alcalde de distinta cuerda proponiendo vías de encuentro y toparse con un tercero que no disintió, insultó. Un único aplauso para él. Dicen que fue su chófer. Ovación para quienes buscan sumar.

VIERNES

El padre Ángel tiene apellidos. Aunque no le hagan falta. Son tan comunes, García y Rodríguez, como esa impronta para celebrar sus 85 años madrugando para recibir a pie de autobús a los primeros refugiados de Ucrania que se trae Mensajeros de la Paz. Son solo los primeros. Felicidades. Felicidad.

SÁBADO

Misa de siete. La octogenaria se pone en la fila. Recibe la forma en la mano. Se gira para no quitarse la mascarilla delante del sacerdote por prevención pandémica. Pero al presbítero le preocupa más que vaya a cometer un delito canónico. Primer apercibimiento. La mujer da un paso más hacia su sitio. El celebrante detiene la comunión al resto. Segundo apercibimiento. La parroquia detiene su mirada en la viuda, ahora agobiada, que reacciona. Vuelve a su sitio. La angustia de la mujer la lleva a acercarse a la sacristía para explicar que sufre una discapacidad auditiva y que en su parroquia habitual el párroco confía en los feligreses. Mal vamos cuando el rigorismo lleva a sospechar de las intenciones de una anciana que se acerca a comulgar. Mal vamos cuando la desconfianza es la mayor sordera.

DOMINGO

Cuando otros se pierden intentando buscar el sentido del ministerio, José María se encuentra perdiéndose entre los que nadie busca. Entre esos refugiados que siguen llegando. Y no de Europa.