Es la pregunta recurrente en estos días, seguramente la consulta más repetida a la Inteligencia Artificial, y no, tampoco en este texto tendremos la respuesta que solo está reservada por breves días en el corazón de Dios, que ya pensó en el sucesor de Pedro, tras los pasos de nuestro querido papa Francisco.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Más allá de las métricas, las tendencias, las proyecciones estadísticas o los estudios prospectivos en candidatos y preferidos, el tema que debería centrar a los cristianos es la certeza de que Jesús no abandona su barca.
Por ello, antes de elucubrar con perfiles y rasgos de 134 cardenales, mejor será delinear los aspectos que necesariamente deben permanecer, es decir, las reformas irreversibles del gran papa Francisco, y la continuidad discontinua de estos doce años.
Continuidad en la propia discontinuidad
En primer lugar, el sentido pastoral, episcopal y paternal del carisma de Pedro. No es posible una perspectiva monárquica ni de corte del servicio del papa; si Pablo VI dejó en desuso la tiara; Juan Pablo II, la silla gestatoria; Benedicto XVI, el título de Patriarca de Occidente; el papa Francisco fue un continuador en acercar el carisma petrino a la figura episcopal.
El próximo papa no podrá renunciar a esa auto reforma que sembró Francisco en la que alejó de manera radical cualquier pretensión monárquica desde la simplicidad y sobriedad en muchos de los gestos y acciones.
En segundo lugar, la disposición de una iglesia en salida, de apertura, de alargamiento hasta las periferias existenciales de hombres y mujeres que sufren el descarte y la segregación. En esa feliz expresión del “todos, todos, todos” que no es propia, sino del mismo San Pablo: “me hice todo con todos para ganarlos a todos” (1 Cor, 9, 22).
En tercer lugar, la sensibilidad social ante los dramas de nuestro tiempo. Un pastor de la contemporaneidad, del siglo XXI, con la fe cimentada en la tradición, pero abierto a la novedad siempre nueva de Dios que primera, que hace nuevas todas las cosas.
El papa de la continuidad del espíritu de Francisco impregnada su misión de Evangelio y ardor misionero, testigo de la alegría, de la vida, y factor de unidad, fraternidad y amistad social.
Del Cónclave no salen copias
Sin embargo, muchos en esa lógica mundana de cálculos pretenden afirmar que los 120 cardenales creados por Francisco serán su mayor incidencia en el futuro, pero los que realmente conocieron el pensamiento del querido papa, sabrán entender que el principio del pensamiento incompleto era clave en su perspectiva temporal, por tanto, el papa no eligió clones ni fotocopias.
El Cónclave mismo no produce dobles, el próximo papa será con una sensibilidad propia, una personalidad propia, pero desde un sentido de iglesia – comunión, en un camino (sinodal) con el compromiso de ser testigo de unidad en un mundo fragmentado y dividido por las ideologías.
De tal manera que hay que dejarle su parte al Espíritu Santo, y en términos del papa Francisco, ante el futuro y la incertidumbre de las próximas horas: “Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad” (EG 223).
Por Rixio Portillo. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.
Foto: PixaBay