¿Qué significa el árbol de Navidad?


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Hay muchas personas, entre ellas el presidente del Gobierno, que, en esas fechas de Navidad que ya se van alejando, por un prurito laicista, se niegan a pronunciar la propia palabra ‘Navidad’. Ni que decir tiene que en sus felicitaciones tampoco aparece ningún motivo específicamente cristiano. Para ello, suele acudir en su auxilio un motivo recurrente: el árbol, con más o menos luces y adornos.



Sin embargo, tales personas deberían saber que el árbol de Navidad contiene un mensaje inequívocamente religioso, cristiano. En ese sentido, harían muy bien en leer un interesante artículo publicado en ‘El Debate’ por el Grupo Natividad CEU, un grupo de investigación sobre el origen y las manifestaciones de la Navidad formado por profesores y alumnos de Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU-San Pablo.

“Árbol de la vida”

Tras descartar como probable un origen –bastante difundido– en una milagrosa acción de san Bonifacio en el “roble de Odín”, en la región alemana de Hesse, este grupo de investigación apela a la costumbre de representar, durante la Edad Media, en las puertas de las iglesias, “dramas litúrgicos conocidos como misterios: representaciones teatrales medievales que servían para ilustrar a los creyentes, la gran mayoría analfabetos, sobre pasajes de la Biblia. En Navidad se representaban el pecado original y la expulsión del paraíso y, como pieza central de la función, se colocaba un árbol perenne, conveniente al ser invierno, adornado con frutas de colores vivos como manzanas o granadas”.

De esta manera, la presencia durante las celebraciones de Navidad del “árbol de la vida” –elemento destacado en el relato bíblico de los orígenes, que empalma, además, con sus orígenes en los mitos y culturas mesopotámicos– resulta extraordinariamente oportuna, habida cuenta de que, como hemos dicho ya en este mismo espacio, encarnación y redención constituyen los dos núcleos del año litúrgico cristiano. No en balde, la cuna del Niño Jesús en el portal suele representarse con una cruz en su cabecera: un evidente guiño a la Pascua.

Las ramas del abeto navideño deberían transmitir un mensaje religioso tan brillantemente como las luces y los adornos que ahora las cubren y tapan.