¿Puede una mezquita ser una catedral?


Compartir

Como es normal, los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia de un incendio en la mezquita de Córdoba. Prácticamente, la única diferencia que se encontraba en los diferentes medios es si al lugar del incendio se le llamaba “mezquita” o “mezquita-catedral”. Porque, aunque la denominación oficial sea la de “mezquita-catedral”, el lugar es una catedral desde 1236, en que Fernando III la dedicó a santa María, y donde no hay culto musulmán.



¿Qué prevalece?

En todo caso, en ocasiones no son infrecuentes las polémicas a propósito de qué es lo que debe prevalecer en cuanto a la valoración de un edificio o una tradición. En el caso de la mezquita-catedral: ¿se pretende relegar su actual estatus de catedral cristiana o debe prevalecer la función histórica –y artística– de su ser mezquita? En realidad, es bueno contemplar las cosas en toda su extensión y profundidad. Así, es cierto que lo que ahora es catedral antes fue mezquita, pero también es verdad que lo que durante siglos fue mezquita, antes fue iglesia cristiana, en concreto, una basílica dedicada a San Vicente.

Es normal, pues, que las tradiciones se vayan superponiendo unas a otras, edificándose, incluso materialmente, y creciendo sobre las precedentes. Así, muchos de los materiales de la mezquita cordobesa provienen de aquella basílica cristiana primigenia (o del palacio episcopal, según otra hipótesis).

Incendio Mezquita De Codoba

En la Escritura también encontramos algún caso de “superposición” o de “aprovechamiento” de materiales anteriores. Así, por ejemplo, dicen los expertos que el Salmo 29 (o 28, según la numeración litúrgica) es, muy probablemente, la apropiación para la fe yahvista de una pieza poética que inicialmente ensalzaba la figura del dios Hadad, una divinidad muy importante en el Próximo Oriente. Por eso, el salmo empieza así: Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado” (vv. 1-2), con una referencia a la gloria que los otros dioses (convertidos ahora en “hijos de Dios”) tributarían al gran dios Hadad. A partir de aquí, las siete veces en que en el salmo se menciona la “voz” de Dios aludirían a los truenos que acompañan la tormenta, con la que se identificaba a Hadad.

Conocer lo mejor posible la historia viene bien para poder situar en cada momento la realidad en cuestión. De esta manera, las cosas resultarán elocuentes y no se dejarán manipular por intereses espurios.

Capillacatedralcordoba1

Trabajos en el interior de la mezquita-catedral después del incendio. Foto: EFE