Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

Ni Sevilla ni Notre Dame, ¿por qué Córcega?


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El papa Francisco se ha convertido, este domingo 15 de diciembre, en el primer pontífice en visitar la isla francesa de Córcega. Lo ha hecho para clausurar un congreso celebrado en la capital, Ajaccio, sobre religiosidad popular que ha convocado a los países que forman todo el arco del Mediterráneo. Todo apenas una semana después de que la capital francesa, París, se reabra la catedral de Notre Dame tras una imponente restauración ante una cuarentena de Jefes de Estado y de gobierno; y que en Sevilla una ‘magna’ procesión solemne cerrase el 2º Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Ambas citas contaron con un mensaje del Papa, pero no con su presencia como ocurrió este domingo en la capital corsa.



La laicidad

En el Palais des Congrès et des Expositions, en pleno puerto de Ajaccio, el Papa clausuró el Congreso “La Religiosidad Popular en el Mediterráneo”. Su amplia intervención resonó en Notre Dame por su defensa de una laicidad dinámica y en Sevilla por su impulso a la religiosidad popular. Como dice Antonio Pelayo en su crónica, “una reivindicación absoluta de la piedad popular y un llamamiento a desarrollar un concepto de laicidad que no sea estático ni rígido sino evolutivo y dinámico son los dos ejes del discurso”.

El Papa destacó el hecho que las cofradías con sus “formas de devoción pueden alimentar esta —me permito calificarla así— ‘ciudadanía constructiva’ de los cristianos. La piedad popular nos da esta ciudadanía constructiva”. Ante el compromiso social de las hermandades reivindicó que este es “el terreno común de esta audacia de hacer el bien, de pedir la bendición, los creyentes pueden encontrarse en un camino compartido también con las instituciones seculares, civiles y políticas, para trabajar juntos en favor de toda persona, empezando por los más desfavorecidos”.

“De ello, surge la necesidad de desarrollar un concepto de laicidad que no sea estático y rígido, sino evolutivo y dinámico, capaz de adaptarse a situaciones diversas o inesperadas, y de promover la colaboración constante entre las autoridades civiles y eclesiásticas para el bien de toda la colectividad, permaneciendo cada uno dentro de los límites de sus propias competencias y espacio” recalcó ante el ministro del Interior galo. Para reforzarlo acudió a Benedicto XVI que defendía “una sana laicidad, pero junto a una religiosidad. Los campos se respetan”. Estas palabras resonaron hasta Notre Dame. Con razón Macron le regaló al Papa por la tarde un libro sobre la catedral parisina.

Papa Francisco Macron

La religiosidad popular

Sevilla acogió, del 4 al 8 de diciembre, el 2º Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular al que el Papa envió un mensaje y un delegado pontificio. En su texto, leído por el nuncio, Francisco les decía a los cofrades: ustedes “son locos de amor por Dios, tanto de tocar el corazón de su pueblo, para llevarlos a Dios”. En la clausura fue el propio arzobispo de Sevilla José Ángel Saiz Meneses quien señaló que las hermandades han de poner en marcha “una audaz renovación de la mirada” para “ser fermento en el mundo contemporáneo”.

El discurso de Francisco en el congreso de este fin de semana en Córcega también es una brújula para los cofrades andaluces. Destacando la peculiar realidad de Córcega y sus cofradías señaló que, la piedad popular, que “no es superstición”, “pone de relieve los valores de la fe y, al mismo tiempo, manifiesta el rostro, la historia y la cultura de los pueblos. En este entrelazamiento, sin confusiones, se configura el diálogo constante entre el mundo religioso y el laico, entre la Iglesia y las instituciones civiles y políticas. Ustedes llevan mucho tiempo trabajando sobre este tema, es ya una tradición, y son un ejemplo virtuoso en Europa. ¡Sigan adelante!” Un aliento que puede llegar desde esta periferia francesa hasta Sevilla y más allá.

Papa Francisco Virgen Madonuccia Patrona De Corcega