José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Migrantes, irregulares y sospechosos


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VIERNES. Conversación con María Luisa. Cada vez más libre. Cada vez más de Dios. Entre un salmorejo y una merluza en salsa. Se cuela el futuro de la vida consagrada. Estructuras y obras que pesan. Como la falta de acompañamiento. Y de escucha. Exceso de actos comunitarios, pero ausencia real de comunidad. Decisiones que todavía hoy priorizan la institución por encima de la persona. Vocación para ser feliz y hacer feliz a otros, no para gestionar. Aun cuando haya tareas que todo hijo de vecino asume porque viene de la mano de la pulserita del “todo incluido” de la vida religiosa. El termómetro: la alegría. La máxima que marca: “No se puede no vivir en nombre de Jesús”. Apúntenselo también los casados. Y los sacerdotes. Todo hijo de vecino. De buena voluntad.



SÁBADO. Prueba PCR para todos los que lleguen en patera. Trato preferente de un test de alto coste para los últimos. No por cuidado de la persona. Nueva estigmatización. Más temor al que llega en barcaza sin papeles que al que lo hace en el aeropuerto con pasaporte. Basta con la toma de temperatura, el reconocimiento visual y una rúbrica que da fe de una salud libre de coronavirus. Aporofobia. Como la que empiezan a sufrir los temporeros. También migrantes. También irregulares. Sospechosos todos. Porque ese virus que anteayer no entendía de clases, empieza a cebarse ya con quienes no tienen acceso a condiciones básicas de higiene. Estigmatización a la vuelta de la esquina.

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LUNES. Orcasitas. Parroquia marianista de San Simón y San Judas. Renovación de votos de Silvia. Llamada a la unidad en la diversidad dentro del enladrillado para salir fuera. Porque, al rebasar la puerta, hay un barrio que vive con lo que se tiene en el día. De lo que se saca de aquí y allá. Del mercadillo y de las chapuzas. Con lo puesto. En la calle. A la intemperie. Como toca ser Iglesia, si se quiere estar en salida.

MIÉRCOLES. Cara a cara. Con mascarillas y gel. Cuenta atrás para la Comisión Permanente. La primera tras la reforma. La primera tras el coronavirus. La primera tras la Plenaria de las elecciones. Primeras veces que también hablan de últimas oportunidades. Tal vez de despedidas. Ciclos terminados. No por las mitras, que quizá también cambien por razón de edad en convocatorias venideras. Lo cierto es que todo el que tiene cargo en Añastro ha de ponerlo a disposición ya. Y hay a quien puede que se le tome la palabra. Renovación.

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