José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Le incapacitaron hace nueve años, cuando no existía la silla de ruedas


Compartir

MIÉRCOLES

Resaca de la performance con la que arrancaron los 400 años de la Embajada de España ante la Santa Sede. Apuntaron a la nueva inquilina como responsable, cuando en realidad fue una herencia recibida sin margen de maniobra para frenar.



JUEVES

La Conferencia Episcopal aprende. Informe de abusos recibido y, de inmediato, remitido a la Fiscalía, a Roma y a las entidades implicadas. Capacidad de reacción ante un jaque mediático que no cesa.

VIERNES

El arzobispo de Valladolid deja la Secretaría General del Episcopado. Vía abierta a las quinielas, que miran a Toledo más que al despacho del vicesecretario, quizá por los padecimientos de quienes han ejercido antes la portavocía sin portar mitra. Pistoletazo de salida hasta noviembre. Largo trecho hasta entonces para sorprender con un tapado, como lo fue Argüello en su día. Mientras, en Añastro, inquietud. No por lo que pueda venir, sino porque aprecian al que se va, por maridar gestión eficaz y cultura del cuidado despacho a despacho.

SÁBADO

Uno siempre llega a los velatorios con el ánimo de reconfortar. Pero son Cloti y Josefina quienes sanan con su abrazo. Como siempre han hecho cada vez que me dejaba caer por Sevilla. Como cada minuto han mimado a don Antonio. Como cada día formaron equipo con él para repartir los folletos PPC o lograr suscripciones para Vida Nueva, con sorteo de pata de jamón incluida.

LUNES

Padre escritor. Hijo escritor. Los Malavia. Presentación conjunta en Arganda. Con Unamuno revisitado como mártir de fondo. No podía ser de otra manera en las teclas de Miguel Ángel. “Dio su vida por sus ideas, pero, sobre todo, por amor al hombre y a la fraternidad”, expone en una canonización laica que considera asignatura pendiente para toda la sociedad española.

MARTES

Da igual que el Papa diga a voz en grito ante los obispos brasileños que no pasa por su cabeza renunciar. Porque hay quien sigue empeñado en que dimita desde el minuto uno en que se presentó en la Plaza de San Pedro inclinándose ante el Santo Pueblo Fiel de Dios. No se lo perdonan y desde aquel día le incapacitaron, aun cuando no se avistaba la silla de ruedas.

Lea más: