Badajoz despide a Don Antonio Montero, “el gran comunicador”

La catedral acoge las exequias del arzobispo emérito que fundó PPC Editorial y Vida Nueva

Badajoz ha despedido al que fuera su primer arzobispo, Antonio Montero. En una celebración que tuvo lugar este mediodía en la catedral, el pastor periodista fue arropado por obispos, sacerdotes, religiosos y laicos en un templo al que asistieron también autoridades civiles, como el alcalde Ignacio Gragera, o la delegada del Gobierno, Yolanda García Seco.



“Don Antonio ha sido un hijo fiel de la Iglesia. La ha servido y amado como fiel cristiano”, destacó el actual arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, que se glosó la trayectoria de Montero, deteniéndose en su entrega en esta tierra: “Ha dejado huella profunda en esta Iglesia particular”.

Sencillo y abierto

No en vano, fue el artífice de la creación de la archidiócesis y de la provincia eclesiástica, impulsó el sínodo pacense del 92 y adentró a la Iglesia extremeña en la Doctrina Social de la Iglesia que materializó en iniciativas tales como el Proyecto Vida.

“Con todo ello, yo lo conocí siempre como hombre sencillo, alegre, abierto al diálogo, gran comunicador”, aseveró el arzobispo en una referencia implícita a su vocación periodística y emprendedora que le llevó a fundar PPC Editorial y la revista Vida Nueva.

Cuidado y cariño

Fallecido en Sevilla el pasado jueves a los 94 años, Morga destacó que Antonio Montero “transmitía paz y confianza en Dios”. “Dios fue la parte de su heredad; por eso ahora se alegra su corazón y su cuerpo reposa tranquilo”, añadió. Durante la homilía Morga también quiso poner en valor la entrega de sus hermanas, Cloti y Josefina, “que lo habéis cuidado con tanto cariño hasta el final”.

Sentimiento conjunto

Antes de concluir la eucaristía, el obispo emérito de Jaén, Amadeo Rodríguez Magro, compartió visiblemente emocionado que “hoy nos sentimos destinatarios de un sentimiento conjunto”: “Hemos perdido a un hombre entrañable al que queremos y seguiremos queriendo siempre”. Para el prelado, fue “un buen padre, un maestro excepcional y un amigo”.

“Puso un corazón grande y una inteligencia preclara en su servicio a la Iglesia, que demostró con su palabra densa, con sentido, auténticamente evangelizadora y bella“, elogió en lo que definió como “el estilo monteriano”.

Tras el funeral celebrado en Badajoz, los restos mortales del arzobispo fallecido serán trasladados hasta la concatedral de Mérida, donde recibirán sepultura al atardecer.

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