Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Las identidades del perdón


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La Iglesia está revisando su impacto sobre los pueblos indígenas. Junto con el crucial anuncio de la fe, también legitimó e impuso masivamente el colonialismo, destruyó culturas locales y usó medios coactivos. Lo bueno de la evangelización solo brillará si el perdón cura las heridas y existe un intenso compromiso en la restauración de la salvaguarda, derechos, memoria y cultura de los pueblos nativos. El perdón depura y fortalece las identidades, mientras que la arrogancia solo las hace más violentas.



En noviembre de 2021, la Iglesia de Suecia, luterana, celebró en la catedral de Uppsala una ceremonia religiosa de perdón público con el pueblo sami o lapón. Durante siglos, el Estado y la Iglesia forzaron conversiones y quemaron el patrimonio chamán. También hubo cristianos que defendieron los derechos lapones. El sami Anders Fjellner (1795-1876), pastor luterano y poeta, inculturó el cristianismo en su propia cultura y lengua nativa y la protegió contra el colonialismo.

En un acto del Sínodo luterano, samis y no samis, líderes eclesiales y del pueblo sami, rodearon juntos una llama entre piedras ante el altar de la catedral. En oración, los samis relataron episodios de maltratos, expropiaciones y abusos en internados.

El perdón

La arzobispo Antje Jackelen reconoció en una declaración oficial del Sínodo que “las heridas, el dolor, la vergüenza, el autodesprecio, la ira y los recuerdos difíciles son reales…  No hemos hecho frente al racismo y el abuso de poder… Cuando le fallamos al pueblo sami, también le fallamos a nuestro Creador. No hemos respondido a la presencia del Espíritu Santo en la creación”.

La Iglesia de Suecia invertirá 3,9 millones de euros en un plan decenal con ocho compromisos de restauración y reconciliación, lo cual incluye una plena sinodalidad con el pueblo sami. El perdón nos dice quiénes somos de verdad.

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