Teresa García, responsable de Difusión de la HOAC
Responsable de Difusión de la HOAC

Las heridas del mundo del trabajo, prioridades de Iglesia por el Trabajo Decente


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Con el lema ‘Ahora más que nunca, trabajo decente’, Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, JOC, JEC y HOAC, entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), centraremos nuestros esfuerzos, este año, en señalar la necesidad de adoptar políticas y compromisos en favor de empleos dignos, sostenibles e inclusivos. Ante la situación sufriente del paro, la precariedad en los servicios esenciales, la pobreza laboral, las dificultades del ingreso mínimo vital…, reclamamos que es el momento de crear trabajo digno.



La crisis sanitaria que ha provocado la pandemia y sus consecuencias humanitarias, sociales y económicas, han agravado la ya difícil situación del mundo del trabajo incrementando exponencialmente el número de personas que carecen de un trabajo decente que les permita atender sus necesidades básicas como llegar a fin de mes, conciliar la vida laboral y familiar, el acceso a la vivienda, la seguridad y salud laboral o el confort energético, la participación social, etc.

Esta situación pone de manifiesto un auténtico drama laboral que se agudiza en la población más vulnerable que sufre con intensidad estas consecuencias; tienen ocho veces más paro que el resto, presentando un índice de desempleo del 73% y un acceso al trabajo, precario y discontinuo. Hay 7,8 millones de personas (el 16% de las familias) en hogares donde el sustentador principal carece de un mínimo de estabilidad en el empleo, sin olvidar que 615.000 personas tienen que conformarse con vivir de la economía informal (según FOESSA).

Corresponsabilidad global

Esta situación ha de poner en valor con carácter de urgencia, lo común y ha de requerir de un ejercicio de corresponsabilidad global, un nuevo marco de necesaria solidaridad y cooperación desde lo local a lo internacional que tenga como objetivo un empleo de calidad, políticas sociales de bienestar y mejoras en los sistemas públicos de protección social. Un marco que ponga en el centro de la acción política a las personas por encima del beneficio económico.

La crisis en la que estamos inmersos, nos urge a construir una realidad nueva que ponga la dignidad de las personas y el bien común en el centro de nuestras preocupaciones y de la vida, y desde ahí construir las relaciones y estructuras sociales alternativas que necesitamos.

Estamos llamados, desde la situación de los empobrecidos, a mirar esta realidad con misericordia y buscar juntos el hacer posible la caridad política, porque “a partir del amor social es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad (…) puede construir un mundo nuevo” (FT, 183).

Por esto, consideramos que es urgente abordar esta situación en la que nos encontramos, especialmente las mujeres y los jóvenes. Esta, será la principal prioridad en la reflexión y compromiso para la promoción de la dignidad del trabajo y que tendrán su máxima expresión en la convocatoria del Primero de Mayo y en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre.

Además, queremos seguir promoviendo la adhesión de parroquias, colectivos e instituciones a la iniciativa. Igualmente, avanzar en el diálogo con nuestros obispos, para compartir miradas, preocupaciones e itinerarios que sigan animando la prioridad del trabajo decente en medio de la acción pastoral de toda la Iglesia, y así, poder crecer en ser una comunidad eclesial más corresponsable y sinodal.