Raúl Molina
Profesor, padre de familia y miembro de CEMI

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‘Caritas in veritate’ 4

Si un claustro de profesores se plantea trazar las líneas de un proyecto educativo compartido, ha de hacerlo desde unos mínimos comunes que establezcan cuál es el valor de la persona y cuáles son los desempeños imprescindibles para acompañar su desarrollo. “La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en el logos del amor”. Es en este punto donde podemos encontrarnos, donde podemos abrirnos al diálogo constructivo. Hablar de proyectos, de propuestas, de metodologías, de organización puede llegar a ser un debate estéril o, peor aún, puede convertirse en un debate violento y disgregador. Sin embargo, mirar a cada alumno desde su dignidad de persona, sus carencias, sus anhelos y sus necesidades, es un lugar de confluencia donde solo los descreídos y los huraños no saben encontrarse. En ocasiones convivimos con compañeros de este perfil en nuestros claustros, pero, honestamente, creo que son siempre los menos.



‘Caritas in veritate’ 5

“Los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad”. Los que trabajamos con niños, sabemos que ellos siempre desean mirar el futuro con esperanza, y tenemos el privilegio de convivir con ellos, el privilegio de vivir incardinados en la sociedad con la posibilidad de derramar sobre otros el amor que llevamos dentro. No todas las personas pueden decir que madrugan para entregarse a una causa noble, que salen de sus casas para dedicar cada uno de sus minutos al crecimiento de otros, que ven de manera cotidiana como, de su esfuerzo, brotan frutos en la vida de otros. Es fácil para un docente sentirse partícipe del amor que Dios tiene al hombre. Es fácil para un docente encontrar espacios donde derramar misericordia y construir Reino. Estamos incardinados en la escuela, lugar donde se construye el futuro, el futuro de nuestros chicos, de sus familias y de la sociedad. No podemos eludir la llamada que día tras día se nos hace para poner en juego todo lo que somos para beneficio de nuestro alumnado. “Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis” (Mt 10,7-7).

Conviene sacudirse el polvo.