Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Francisco no canonizó a Karl Marx


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Aunque suene como una aclaratoria delante de una ‘fake news’, no, el papa Francisco no pretendió santificar al ideólogo Karl Marx, cuando se reunió con un grupo de políticos e intelectuales, que conforman una comisión de alto nivel de diálogo entre la Iglesia y los partidos de izquierda y marxistas, en Europa.



A pesar de que los críticos de oficio (de siempre) contra el papa encendieron las alarmas, entre los miembros en la audiencia hubo gente muy seria y comprometida con la puesta en práctica del diálogo. Entre ellos, vale la pena destacar a Declan Obyrne, rector f.f. del Istituto Universitario a Sophia, en Loppiano; Daniela Ropelato, directora de la Escuela de Doctorado, de la misma universidad; y Franz Kronreif, teólogo del Movimiento de los Focolares.

Sanar la historia desde el discernimiento

Efectivamente, el camino de la Iglesia con el marxismo no ha sido fácil, los regímenes comunistas han atacado a muchas comunidades cristianas, el ejemplo de algunos personajes siguen en la historia, el mismo cardenal François-Xavier Nguyễn Văn Thuận, siervo de Dios; o más reciente, el cardenal Ernest Simoni, sobreviviente al régimen comunista en Albania, que recibió la púrpura de manos del papa Bergoglio, en 2016.

Pero Francisco no fue el primer papa en proponer un diálogo con el marxismo, Pablo VI con la Octogesima Adveniens (1971) también se planteó la posibilidad de abrir una vía con las ideologías, destacando la necesidad de discernir “las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se consideren de urgente necesidad en cada caso” (N.4).

Incluso el papa Montini, con la circular citada, quiso analizar cada ideología y hacer un balance entre luces y sombras para ayudar en ese discernimiento.

Ratzinger también hizo un balance

Por su parte, Joseph Ratzinger también hizo lo suyo. En un texto de 1999 dijo: “A mi modo de ver, el contenido en general asociado por las personas con la exigencia de libertad está explicado muy acertadamente en los términos de un pasaje de Karl Marx en el cual este expresa su propio sueño de libertad”, pero con ello no pretendía legitimar al ideólogo o su ideología.

En otro texto reconoce el teólogo, luego papa, el error: “Marx ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal”, pues el valor de la libertad es inherente a la dignidad humana.

La tarea del papa Francisco a la izquierda

Regresando a las palabras del papa Francisco a los políticos de izquierda en Europa, vale la pena hacer en una breve síntesis, y con ello, una mención a los desafiantes retos propuestos:

Primero, el ánimo en romper esquemas para abrirse en el diálogo a vías nuevas; segundo en atender a los débiles, ya que la solidaridad antes que virtud moral es una exigencia de justicia; y tercero, el empeño de erradicar la llaga de la corrupción de los abusos de poder y la ilegalidad.

Como ejercicio de imaginación sería bueno que los llamados progresistas latinoamericanos, con todas sus facetas incluidas, se tomaran en serio estas tres ideas, seguramente al menos se erradicarían las dictaduras.

Pero hubo más, el papa Francisco cerró su discurso con una invitación, más arriesgada aún: “El evangelio de Jesucristo pueda siempre inspirar e iluminar su búsqueda y sus acciones”, les dijo, nada más y nada menos.

Por cierto, en 2019, el Papa también recibió a miembros del Consejo para un Capitalismo inclusivo, en la misma línea de recibir a todos, todos y todos.


Por Rixio Gerardo Portillo Ríos. Profesor e investigador en la Universidad de Monterrey.