En algún momento, en este mismo espacio ya he respondido a esta pregunta: no, Israel no está llevando a cabo un genocidio. Podrá hablarse de matanzas, de masacres, incluso de crímenes de guerra, pero no, desde luego, de genocidio (por no mencionar la responsabilidad de Hamás en la situación, con la utilización de los gazatíes como escudos humanos). En el ‘Diccionario’ de la Real Academia Española leemos que genocidio es el “exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”. Y esta definición se puede reconocer aproximadamente en otras declaraciones internacionales.
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Así, genocidio fue lo que los nazis intentaron con los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Genocidio fue lo que los turcos trataron de hacer con el pueblo armenio a comienzos del siglo XX. Genocidio fue lo que los hutus pretendieron llevar a cabo con los tutsis en 1994.
Amán en el Libro de Ester
Genocidio es lo que quiso hacer Amán, el dignatario más importante de Imperio persa bajo el reinado de Asuero, con los judíos según lo cuenta el libro de Ester: “Amán dijo al rey Asuero: ‘Hay un pueblo, disperso entre las gentes de todas las provincias de tu reino, que se mantiene apartado. Tiene leyes particulares y no cumple los decretos del rey. El rey no debe tolerarlo. Si su majestad estima oportuno decretar su destrucción, yo entregaré trescientos cincuenta mil kilos de plata con destino al tesoro real’. Entonces el rey se quitó de la mano el anillo del sello y, entregándoselo a Amán, hijo de Hamdatá, agaguita y enemigo de los judíos, le dijo: ‘Quédate con el dinero; y con ese pueblo haz lo que quieras’” (Est 3,8-11).
Como se sabe, la historia acabará dándose la vuelta. Amán y sus hijos terminarán siendo ahorcados y, junto a a ellos, muchos habitantes del Imperio que habían pretendido la muerte de los judíos: “Las órdenes del rey fueron cumplidas el día trece del mes duodécimo, el mes de ‘Adar’. Ese día, en el que los enemigos de los judíos habían pensado aplastarlos, pasó a ser el día en que los judíos aplastaron a sus enemigos. Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para atacar a los que habían tramado su ruina […] Solo en la ciudadela de Susa mataron y exterminaron a quinientos hombres, y también a Parsandatá, Dalfón, Aspatá, Poratá, Adalía, Aridatá, Permastá, Arisay, Ariday y Yezatá, los diez hijos de Amán, hijo de Hamdatá, el enemigo de los judíos. Pero no saquearon sus bienes” (Est 9,1-2.6-10). La diferencia es que los judíos del Imperio persa no quisieron exterminar a todos los habitantes del reino de Asuero.
Si la intención de Israel hubiera sido exterminar a los palestinos de Gaza ‒eso sería genocidio‒, tiene capacidad suficiente para poder hacerlo. Pero no lo ha hecho.
