Era la primera vez que hablábamos. En un principio, denotaba cierto desánimo vital. Creo que tiene alrededor de 30 años, no se lo he preguntado. Es una persona religiosa, había pasado por distintos grupos eclesiales, incluso un tiempo por el seminario. Siempre había tenido un “director espiritual”, como él decía.
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A veces, no sabemos acompañar bien, hay buena voluntad, pero quizá nos falta sabiduría, conducimos a las personas a una vida religiosa, pequeñas ligaduras que ayuden a controlar la vida, pero no acertamos para guiarlas al discipulado y, sobre todo, al amor de Dios, que es el que nos cambia por dentro y por fuera.
En la película ‘Dune’ (2021), basada en la novela de Frank Herbert, aparecen varios grupos (facciones) y personajes clave. Sobre todo, me llama la atención la Hermandad femenina Bene Gesserit, dedicada a manipular con planes sutiles entrenando las mentes y los cuerpos de los demás, a base de distintos razonamientos, del orden y de la autodisciplina. Muchos planes, proyectos y métodos, pero sin esperanza. Esta virtud que nos hace caminar con un gozo indescriptible a pesar de los sufrimientos, las contrariedades y los propios pecados, pues ahora vislumbramos el final. Lo contrario son las espiritualidades sin Dios, tan de moda hoy en día.
El acompañamiento es muy amplio y diverso, depende de cada persona y del recorrido realizado en su existencia: heridas, apegos, dependencias… También debemos ir descubriendo las huellas de Dios en su vida: consuelo, sequedad, desolación, paz… o lucha, si las hubiera. Se necesitan momentos de oración por ambas partes, confrontarse con el Evangelio, con el Señor. No se trata de un examen de conciencia, sino de dónde te lleva el amor de Dios, qué es lo que su amor espera de mí como respuesta. Pero nadie puede dar lo que no tiene.
Siéntete muy libre
Al final le dije que debemos huir de cualquier tipo de manipulación, siéntete muy libre, las herramientas de control son peligrosas. No pienso darte ninguna receta, solo te haré preguntas, para que te ayuden a descubrir tu camino. Además, te ofreceré, cada vez que nos veamos, un texto evangélico para que te acompañe en la andadura. No te canses de leerlo, de darle vueltas y vueltas, medita solo una palabra, un gesto, una mirada, una respuesta.
No corras y no empujes la situación. No olvides que la puerta de Dios se abre hacia afuera, debes apartarte para que Él salga. No se trata de tu voluntad, sino de la suya. Después te irás sintiendo más libre y amado. El único objetivo es ir desnudando todo mi ser para vivir en el amor, pues la fe siempre es una historia de amor. ¡Ánimo y adelante!
