Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El itinerario religioso de Nick Cave: la mano roja


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En los dos posts anteriores, hemos visto el origen de Nick Cave y seguido el papel de la religión en su evolución hasta 1993.

La providencia de la mano roja

Otro álbum ve la luz dos años después, 1994, con el título ‘Let Love In’, y la crítica lo recibe como su mejor obra hasta el momento. Aunque parte del público postpunk se encontró decepcionado y se desvinculó de Cave, su obra se hizo más amplia, su audiencia creció y el nivel estético subió cualitativamente.



El álbum tiene los ecos del Paraíso Perdido de John Milton, especialmente explícitos en ‘Red Right Hand’. La mano derecha roja hace alusión a la acción vengadora de Dios, es su mano vengadora. El disco es una obra de tentación y redención.

El disco comienza con la pregunta “¿Me amas?” -en la canción ‘Do You Love Me?’ que dirige a Nuestra Señora de los Muchos Dolores, que le fue dada para arreglar sus problemas. Ella hace su labor bajo el tintineo de las campanas de una capilla. Ella es un personaje contradictorio, con Dios y demonios en su interior, un corazón de amor y devoción a la par que tiranía y terror.

“¿Me amas como yo te amo?”, es una pregunta que Jesús dirige a un Pedro confundido al reencontrarle vivo tras la crucifixión. La Señora de los Dolores es un personaje ambiguo al que el cantor había confiado su alma, pero lo mismo que creó, lo destruyó.

Tras el encuentro con esa Señora de los Dolores, en la canción ‘Nobody’s Baby Now’, el cantor busca con mayor profundidad y alcance. Cuenta que “He buscado en las Sagradas Escrituras/ he intentado desvelar el misterio de Jesucristo, el Salvador/ he leído a los poetas y analistas/ He buscado a través de los libros sobre el comportamiento de los hombres/ he viajado alrededor del mundo/ tras una respuesta que no quiere ser encontrada / No sé por qué y no sé cómo / pero ahora es el hijo de nadie”.

Cave es un hombre en profunda búsqueda y no se da por rendido bajo respuestas fáciles, su alma de huérfano nunca llega a abrazar rendido al padre, no descansa en la paz. Tanto él como esa respuesta que busca están huérfanos, “no son el hijo de nadie”.

El diablo atormentado

En ‘The Loverman’ el diablo llama a la puerta y pretende ser el amante del cantor, hacerle su novia. Está al otro lado de la puerta pidiendo entrar, pero también se presenta tendido al lado del cantor. El diablo está roto por el mundo, cede débilmente al mal y está atormentado por el dolor. Está ahí desde que el mundo comenzó y estará hasta el final de los tiempos. Te quiere amar, pero te quiere violar y asesinar.

Es su respuesta a las plegarias del cantor. El diablo es viejo, estúpido, está hambriento, es ciego, sucio y pobre. Sus manos están atadas y dice que no tiene más remedio que hacer lo que hace para siempre. Desea tomar el trono o asiento de misericordia en el que el cantor se había cimentado.

Aparece entonces el Dios de Milton, con su mano derecha roja dispuesta a hacer justicia. El diablo tentador desaparece y en su lugar la ciudad escucha los pasos de un hombre alto y apuesto que escondido en su abrigo negro concede dones a sus protegidos. “El te envolverá en sus brazos/ y te dirá que has sido un buen chico/ revivirá todos tus sueños/ que te llevó toda una vida destruir,/ llegará a lo más hondo de tu agujero/ y sanará tu alma encogida”.

Tras sanar, pregunta si tienes algo de dinero y te dará un poco; si tienes coche y te conseguirá uno si te sientes como un insecto y no tienes respeto por ti mismo, y te devuelve la dignidad, “No te preocupes, amigo”, te dice. Hace justicia en la tierra sanando y proveyendo; su forma de vengarse es la providencia, que trae en su mano roja derecha.

A continuación, en la canción ‘I Let Love In’, el cantor aparece atormentado y torturado –ha sido atado, castrado, lobotomizado– y pregunta a dios “Oh, Señor, dime qué hice/ Por favor, no me dejes aquí solo/ ¿Dónde están mis amigos?/ Mis amigos se han ido”, con claros ecos de Cristo en Getsemaní.

Perro penitente sediento de perdón

La siguiente pieza es ‘Thirsty Dog’, donde se presenta como un perro sediento que pide perdón, un ‘Sorry Dog’, un perro penitente que piensa que ha hecho cosas que son imperdonables, “cosas que simplemente no pueden ser perdonadas/ No estaba preparado para saber cómo tener cuidado/ y en ocasiones me vinieron por el aire… Examiné mi vida y me asombré/ de qué demonios había estado viviendo”.

Esa canción penitencial es seguida de un canto de alivio y confianza: ‘Ain’t Gonna Rain Anymore’. En ella, cree que “No va a llover nunca más/ ahora mi chica se ha ido… La tormenta ha pasado sobre mí/ quedo a la deriva en un mar en calma muerta”. En la siguiente pieza –’Lay Me Low’– se nombra a sí mismo “una de las criaturas más penosas de Dios”.

El disco termina revisitando la primera canción –’Do You Love Me? (Part 2)’–, donde ya no está la Señora de los Dolores sino que hay alguien sobre el escenario de un teatro –con ojos de niña astuta y aliento de muerte– que mantiene secuestrada la infancia del cantor en espera de un rescate, una infancia cuyo reloj se detuvo.

La vida atormentada del cantor no acaba de alcanzar la paz. Es consciente de que “esta ciudad es un ogro en cuclillas junto al río”, como el Frankenstein que mira las flores de la niña en la película. Lo único que el cantor puede hacer es seguir buscando el amor, “hacia adelante y arriba, me voy a buscar el amor/ ¿me amas?”.

El disco fue la obra más celebrada de Cave hasta ese momento, siendo varias de sus canciones objeto de sucesivas adaptaciones por artistas de primera fila. La canción del ‘Dios vengador de la mano derecha roja’, ha sido la más versionada de Cave junto con ‘El asiento de misericordia’.

Dos años después, en 1996, Nick Cave and the Bad Seeds grabaron ‘Murder Ballads’, una serie de canciones sobre crímenes, que tuvo una enorme resonancia comercial. La primera canción del disco es ‘Song of Joy’, que comienza “Ten piedad de mí, Señor,/ permíteme descansar en ti,/ no tengo lugar donde estar/ y mis huesos se están quedando helados./ Te voy a contar una historia/ de un hombre y su familia/ y te juro que fue verdad”.

Así comienza a narrar la primera balada con un crimen por desesperación. Tras esos relatos de crímenes y desolación, el álbum termina con la canción ‘Death Is Not The End’: “Cuando estés triste y solo/ y no tengas ningún amigo/ entonces recuerda que la muerte no es el final. Cuando todo lo que tenías por sagrado se derrumba y no se reparas/ entonces recuerda que la muerte no es el final…./ Cuando estés en encrucijadas/ que no puedes comprender/ entonces recuerda que la muerte no es el final… El árbol de la vida sigue creciendo/ donde el espíritu nunca muere/ y la brillante luz de la salvación/ impera sobre la oscuridad y el vacío del firmamento./ Cuando las ciudades estén en llamas/ y esté abrasándose la carne de los hombres/ entonces recuerda que la muerte no es el final.