Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El infierno, de David Mach


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La colección ‘Precious Light’ del artista David Mach aborda el apocalipsis de juicio, cielo e infierno. Si el cielo de David Mach está dentro del tiempo y de cada estación, cuando piensa el infierno ve que se hace presente en muchos lugares de nuestro planeta. Mach reconoce los lugares de infierno en cada lugar. Al tratar el cielo lo comprendía como plenitud de la materia y desde el interior de la experiencia de tiempo. El infierno lo muestra en tres círculos que significan la plenitud de los tiempos o la atemporalidad, igual que había usado un círculo cuando abordó la Creación en su obra Adán y Eva. En la primera composición Dublin se convierte en un escenario infernal. El lugar de la segunda visión del infierno es París y la tercera sucede en Disneyland.

La primera visión infernal tiene lugar en el conocido Ha’penny Bridge de Dublin. Sobrevolado por siniestros cuervos bajo un cielo crepuscular que indica fin de tiempos, un gentío se encuentra sobre dicho puente y en las orillas del río Liffey que atraviesa. La escena presenta un río Liffey casi desbordado por una violenta traída. Numerosas urnas funerarias de loza blanca flotan en el agua y parece que a ellas quieren sujetarse un gran número de gente que bracea desesperado en la riada que les arrastra. En el primer plano, algunas de ellas buscan agarrarse a una tumba que entera con su lápida flota en el agua. Los muertos parecen emerger a la vez que los vivos parecen destinados a ahogarse. Mucha más gente está cayendo al agua.

En un lateral del río, un grupo de monjas enfermeras están entregando a las aguas lo que parece el cuerpo de un niño. Junto a ellas una mujer cuelga de la barandilla y alguien tira tanto de su pie para salvarse del río que va a provocar que ambos se ahoguen. A continuación varias personas arrojan féretros oscuros con destacadas cruces blancas. El Liffey arrastra bajo ellos a un cuantioso grupo de personas que tratan de no perecer. Los rostros de quienes ya están en el río son de extremo sufrimiento: ojos cerrados, bocas desencajadas, expresiones de paroxismo.

Un mundo en el que unos arrojan a otros

Pero si algo preside la composición Dublin Hell (2011) es el puente Ha’penny. Hay una multitud sobre él que violentamente arroja a otros al río aunque son todos los que parece que van a acabar sumergidos en sus aguas. Las barandillas del puente se rompen. Un hombre a la izquierda (del espectador) agoniza clavado en las barras rotas sobre las que ha sido arrojado. Bajo él se ha caído una ametralladora que ha quedado colgando de una de las barras vencidas. A continuación, un hombre iracundo está arrojando un ataúd. Bajo él, desde el puente alguien echa un niño desnudo y a su lado otros han precipitado a una mujer en bikini.

Varias personas son plasmadas en ese instante de caída desde el puente, algunas a su vez también armadas con pistolas. Es una guerra civil. Un niño ha arrojado al aire otro bebé desnudo para que lo devoren las embravecidas aguas del río. Hay quien ríe, otros se desesperan pero la mayoría participa en echar a los demás al abismo. Al comienzo del puente se da el mismo tipo de escenas: un gentío se precipita de espaldas a las aguas ante los empujes de sus convecinos.

Del río se eleva fuego y humo como si la lava estuviera entrando en contacto con las aguas, lo que muestra las entrañas del infierno que se va abrir bajo todos. Finalmente, una enigmática fémina en primer plano está en pie sobre una tumba, mueve rápidamente su cabellera de modo que salpica elegantemente una curva de agua y levanta la mano triunfante. Puede ser una figura demoníaca que celebra el triunfo de la muerte. Los ataúdes parecen antiguos y nos recuerdan las visiones flamencas sobre el juicio final.

El puente simboliza la unión de dos partes, la comunicación, la facilidad. Es un elemento temporal y en cierto modo frágil –se siente inquietud al cruzar un puente– que salva el río, que es más permanente y que permite que se le cruce. En este cuadro ha llegado el momento en que los puentes ya no cruzan, se ha roto literalmente el puente entre orillas y personas. Unos se vuelven contra los otros u apocalípticamente todo se está decidiendo entre vida y muerte.

La población está enfebrecida de odio y se cometen las mayores brutalidades –el niño arrojando desde lo alto a las aguas a un bebé que probablemente es su hermano-. Mach nos habla de un mundo violento en el que unos arrojan a los otros pero es violencia provoca una espiral en la que finalmente es probable que nadie quede sobre el puente. El primer infierno de Mach es la destrucción de los puentes y el puente de la vida sobre la muerte.

Paris Hell

Paris Hell (2011) es la segunda visión del infierno que hace David Mach en su colección ‘Precious Light’, para ilustrar la Biblia del Rey Jacobo por su 400º aniversario. Arde París bajo un cielo de nuevo crepuscular que indica el fin de los tiempos o al menos el fin de un tiempo. El cuadro circular nos sitúa bajo la Torre Eiffel, la cual también está siendo devorada por las llamas y está parcialmente derrumbándose. Bajo ella discurre parte del río Sena muy disminuido y convertido en un líquido sanguinolento que nos da noticia de la masacre en que se ha convertido la carne de la ciudad.

En el río toman un baño dos personas: una se echa la sangre por la cara y la otra persona, una mujer asiática, parece que lee el periódico o sostiene un objeto grande entre sus manos. En una orilla dos mujeres son sodomizadas violentamente por dos varones: ellas gritan desesperadas y sus ropas han sido desgarradas. Cerca de ellas juega un niño y un hombre habla con indiferencia por teléfono móvil. Esos sujetos despreocupados ante enormes tragedias son frecuentes en los cuadros apocalípticos de Mach –como es el caso de las plagas–. Una mujer aborigen australiana espera sentada y un hombre de abrigo negro parece negociar con una joven india. Más a lo lejos se repiten otras violaciones mientras un hombre baña plácido sus piernas en la sangre. Tras todo este numeroso grupo hay altas llamas que queman vegetación y dos de las patas de la Torre Eiffel.

En la otra orilla del Sena hay un enorme basurero parcialmente ardiendo. Se eleva un oscuro humo. En primer plano hay un grupo de personas. Una se está quemando a lo bonzo ante la mirada de un niño africano desnudo. Junto a dicho niño hay el cadáver de un hombre. Y delante de ellos, un asiático derrama un ponzoñoso liquido sobre el cuerpo desnudo de un hombre que parece recibirlo resignado.

De nuevo, como en Dublin Hell, hay un río y lo que lo cruza –allí el puente Ha’penny y aquí la Torre Eiffel– está siendo destruido. El río embravecido de Dublin es, en París, un río ensangrentado y reducido como si el propio Sena fuese a morir. También hay violencia de unas personas contra otras: aquí especialmente resaltan esas sodomizaciones violentas contra mujeres en una de las orillas. De nuevo Mach nos dice que donde hay violencia hay infierno y se destruye la civilización.

Disneyland Hell

En su tercer círculo sobre el infierno –anotemos la referencia formal a los círculos dantescos– Mach radicaliza las contradicciones y lleva la catástrofe a Disneylandia. El centro de Disneyland Hell (2011) lo ocupa el famoso castillo de princesas. Si vemos la parte superior de la composición nada parece que suceda. El cielo está cubierto por nubes de diferentes tonalidades rosadas y numerosos globos se agitan ajenos al viento.

Pero ya en el balcón principal, bajo el reloj, a lo lejos, se ve señales del desastre: varios adultos están arrojando un niño al vacío, quien no suelta su globo de Micky Mouse. Bajo ese niño, donde él va a desplomarse, salen del castillo un grupo de encapuchados con indumentaria azul y capirote rojo. Podrían estar haciendo una referencia al Ku-Kux-Klan –antes que penitentes pascuales- porque ante ellos avanza un grupo de afros uno de los cuales levanta un antorcha en señal de destrucción. Un grupo de blancos desciendo huyendo unas escaleras. Ante ellos está la escena que el espectador tiene más cerca de sí.

Es una lucha a muerte. En primer plano hay un niño latinoamericano indígena que tiene una silla roja en sus manos y nos mira llorando. Ante él, de espaldas alguien descarga un bate de béisbol contra un hombre del Medio Oriente, a quien también otra persona le golpea con otro bate por la espalda. Ese hombre parece que quisiera alcanzar a una mujer árabe que yace en el suelo sobre un charco de sangre. La sangre que hay bajo su cabeza es una flor roja. Sobre ella, medio abrazada, una mujer del Sur de Asia llora desesperada. Parece que esa mujer ha sido víctima de los mismos que ahora golpean al hombre –quizás su familiar–. Al lado izquierdo de ese apaleamiento dos hombres fuerzan a una mujer para violarla. Está medio desnuda y uno trata de abrirle las piernas.

Detrás de este primer plano unas personas que parecen monjes budistas pelean con machetes y otro hombre vestido con ropa invernal empuña un gran rifle. Una niña de bañador rojo tiene un machete en su mano derecha con el que parece que va a sacrificar un cervatillo. Esas escenas forman la columna central de la composición. A un lado y otro se sucede una miríada de asesinatos sin piedad y por el suelo se extiende una gran mancha de sangre. Varias personas se columpian colgados de los pendones con los colores de Francia. Todo el suelo parece hielo y algunos de los cadáveres tienen el aspecto de las focas sacrificadas por los peleteros. Que suceda en Disneylandia expresa que “el país de los sueños” y la magia está amenazado de convertirse en el país de las pesadillas.

En sus infiernos, Mach denuncia la violencia global que se da y la indefensión de las víctimas. No son casos aislados sino que parte de nuestro mundo está siendo destruido y eso es un juicio –quizás no final– sobre el propio hombre y nuestro tiempo.

Referencias

  • Mach, David (2011) Dublin Hell. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com

  • Mach, David (2011) Paris Hell. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com

  • Mach, David (2011) Disneyland Hell. Collage. Collection Precious Light. www.davidmach.com