Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

El incentivo, viene de fuera para que mejoremos


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En la ciencia económica el incentivo tiene una presencia permanente. Cuando hablo de economía con mis compañeros economistas, este es uno de los temas que más ampollas levantan entre las personas que piensan en clave economicista.



De hecho, en los principales manuales de economía más utilizados a nivel mundial, uno de los principios que aparecen en sus primeras páginas como consenso del gremio de economistas es que las personas “responden a los incentivos” (esto en el manual de Gregory Mankiw, en el de Paul Krugman afirma que “generalmente responden a los incentivos”)

Dicen que un incentivo es “algo que induce a una persona a actuar, como la perspectiva de un castigo o de una recompensa” o “una oportunidad para mejorar”. Como además, la mejora de las personas la abordan siempre desde el cálculo de costes y beneficios, los incentivos tienen una importancia clave para ganar más y un manual llega a afirmar que “los incentivos desempeñan un papel fundamental en el estudio de la economía… La gente responde a los incentivos. El resto son comentarios”.

Para las personas que ponen la economía por encima de todo, los incentivos son la clave para entender el comportamiento de los seres humanos. Porque según su manera de ver las cosas, las personas racionales nos dedicamos a analizar los costes y los beneficios de todo lo que hacemos y si recibimos incentivos o castigos eso nos llevará a tomar las decisiones que nos hagan ganar más o perder menos, viendo los beneficios y los perjuicios en términos exclusivamente económicos.

Hay que resaltar como esta clase de incentivos es siempre externa a la persona, es decir, siempre viene de fuera. Es alguien o algo desde fuera que nos incentiva a nosotros a actuar de una manera u otra. Sin embargo, aunque está fuera de nosotros, intenta conectar con nuestros objetivos internos, con nuestra pretensión de tener más. El incentivo externo está potenciando nuestros propios intereses.

Motivación intrínseca

Los incentivos externos potencian nuestra mirada hacia nosotros mismos. Buscamos lo que queremos para nosotros y si esos incentivos los potencian los vamos a tomar. El incentivo externo nos da herramientas para reforzar nuestra mirada hacia nosotros mismos. La auto-referencia, el mirarse a uno mismo es potenciado por esta clase de incentivos, que voy a utilizar en la medida que me ayuden más a mí mismo.

Pero todo el análisis de los incentivos olvida un elemento que también influye sobre nuestro comportamiento, en ocasiones con mucha más fuerza que los incentivos externos: nuestros valores, nuestra manera de ver las cosas, nuestras convicciones más profundas. Se trata, en este caso, de una motivación intrínseca, que está dentro de nosotros. En la próxima entrada de este blog trataremos este tema.